¿Viviana, cómo llegaste a una UCI española?
Estudié medicina en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. La especialización en Anestesiología Reanimación y Terapéutica del dolor la hice en el Hospital Universitario Vall d’ Hebrón en Barcelona. Llevo 9 años en España, 8 vinculada al hospital. Los primeros 4 años como MIR (Médica Interno Residente), después me quedé a trabajar como parte de plantilla del servicio de anestesiología del hospital. Antes trabajé durante algunos meses en algunas clínicas privadas de Barcelona, pero me sentía mucho más cómoda trabajando en la sanidad pública, así que me dediqué exclusivamente a ella. A raíz de la emergencia sanitaria me enviaron a reforzar la UCI del hospital.
¿Cómo pasamos del “solo es un gripe” a estar todos encerrados en casa? ¿Dónde crees que estuvo el fallo?
Creo que el “sólo es una gripe” fue una frase dicha a la ligera por algunos políticos de Occidente que veían como remota la posibilidad de una epidemia en su territorio, frase que por supuesto reprodujeron los medios de comunicación y fue con lo que la gente se quedó al principio. Cuando se empezó a ver el número de pacientes afectados en China y la forma como las autoridades sanitarias de ese país afrontaban el problema, es decir, la construcción de hospitales en tiempo récord con capacidad para atender miles de enfermos, el confinamiento de millones de ciudadanos entre otras medidas extraordinarias debimos pensar que tal vez no era “solo una gripe” y cuando digo debimos, me refiero a Occidente. Estamos acostumbrados a ver las epidemias desde el televisor y tal vez creímos que con ésta ocurriría lo mismo. Solo cuando en Italia la situación fue alarmante nos dimos cuenta que esta vez pasaríamos de ser meros espectadores a tristes protagonistas. No sabría decir exactamente en qué punto se cometió el error, sí podría decir que un error grave es dejar que las crisis de salud pública las lideren personas que no saben nada de epidemiología, ni de ciencia, ni de salud.
¿Ha cambiado mucho el Hospital y tu trabajo desde que empezó la crisis del coronavirus?
En el hospital en el que trabajo pasamos de tener 56 camas de UCI a casi 250 camas. Esto requiere de un esfuerzo inmenso ya que no es solo la habilitación de los espacios físicos e implementos de trabajo, son los recursos humanos que hay que tener en cada lugar durante 24 horas. Esta rápida expansión como respuesta a la crisis fue lo que hizo que la OMS hiciera un reconocimiento especial al Hospital Vall d´ Hebrón.
Los médicos hacemos guardias de 24 horas. Siempre hemos hecho guardias de 24 horas pero estas guardias son diferentes. Hay una carga emocional añadida. Cuando voy camino al hospital pienso: ¿Será ésta la guardia en la que me contagiaré? ¿Estaré yo también en la UCI? ¿Sobreviviré? Me había preparado mentalmente para una situación de guerra en Colombia pero me sorprendió una epidemia mortal en España.
Con respecto a las decisiones políticas sobre esta crisis me quedo con una frase que le escuché al primer ministro italiano Giuseppe Conte: “No estamos escribiendo un manual de economía, estamos escribiendo en el libro de historia de la humanidad”
La UCI está llena desde que empezó la epidemia, en cuanto se libera una cama, se ocupa inmediatamente por otro enfermo. Nunca había visto una enfermedad que provocara tantos pacientes críticos al mismo tiempo. Pacientes de todas las edades, yo, que pensaba que tendría pacientes mayores (70-80 años) me sorprendí al encontrar muchos menores que yo, tengo 36 años.
Las familias de los pacientes no pueden ir a visitarlos por razones obvias, por lo que la información médica la damos por teléfono. Para mí, uno de los momentos mas duros de la guardia. Sé que la gente ha estado esperando esa llamada durante todo el día. Algunas personas, en cuanto les digo que llamo desde hospital, lloran, yo respiro profundo para que no me tiemble la voz, doy la información y siempre recibo palabras de agradecimiento al final de la llamada. He visto a muchos compañeros con los ojos llenos lágrimas después de esas llamadas. Me entristece pensar en la angustia de esas familias y siento que también podría ocurrirle a la mía.
Cada guardia es un reto físico y emocional, así lo asumo. Trabajo con un equipo maravilloso de profesionales y hacemos lo posible por la recuperación de todos nuestros pacientes, es lo que nos toca. La mayoría de la sociedad española ha acatado correctamente el confinamiento y esa es su parte del trabajo, así entre todos hemos logrado disminuir el número de contagios diarios.
Como personal sanitario ¿qué piensas de las decisiones políticas que se han tomado?
Con respecto a las decisiones políticas sobre esta crisis me quedo con una frase que le escuché al primer ministro italiano Giuseppe Conte: “No estamos escribiendo un manual de economía, estamos escribiendo en el libro de historia de la humanidad”
¿Qué mensaje darías a tus colegas en Colombia?
La única ventaja que se tiene en Colombia para luchar contra esta pandemia es que nos tocó después que a muchos otros y esto permite comparar medidas y planificar mejor las actuaciones. Saber qué funciona y qué no. A mis colegas en Colombia mi total admiración, conozco las condiciones laborales de la mayoría. No permitan que los envíen a enfrentarse a este virus sin las medidas de protección necesarias. No pueden convertirlos en carne de cañón.
¿Qué crees que pasará después?
Cuando todo pase, que es una frase que escucho muy seguido, todo habrá cambiado. Habrá cambiado, porque durante mucho tiempo quedará en la memoria colectiva el miedo al contacto con el otro y esa sensación de fragilidad. Siempre hemos sido frágiles pero lo habíamos olvidado.
¿Qué libro y qué película recomendarías a los lectores de EL COMEJÉN?
La lectura de Frankenstein de Mary Shelley, un libro escrito en otro tipo de confinamiento: Metereológico. Recomiendo ver el filme Laurence Anyways dirigido por Xavier Dolan, pura magia.