El ataque fue letal. El edificio se vino abajo. El Señor Grey, cirujano principal, murió junto con el resto de médicos y enfermeras. Las paredes de las dos salas de maternidad aplastaron a medio centenar de bebés y sus madres. Era la medianoche del 3 de mayo de 1941. Londres era atacada por la aviación nazi. La enfermera Eileen Thompson lo recuerda en El espíritu del 45, el filme de Ken Loach. La clase obrera reconstruyó al país. El laborismo, tomando el ideal socialista, creó en 1948 un sistema de salud integral, universal y gratuito (NHS la sigla en inglés). La conservadora Margaret Thatcher, mediante privatizaciones, dejó maltrecho al sistema sanitario.
Nubia, cojeando de la pierna derecha, recorre el pasillo de un hospital bogotano. Su pequeña hija es víctima de un cáncer agresivo. Dentro de la mochila que cuelga sobre su hombro izquierdo guarda un legajo de papeles. Son inverosímiles las gestiones que debe realizar para que su hija pueda recibir atención médica. El tiempo corre contra su hija. El drama de Nubia se puede ver en Paciente, la película documental dirigida por Jorge Caballero, un cineasta autodidacta empeñado en retratar las pústulas del sistema sanitario colombiano, cuyo componente estatal fue desmantelado por los ex presidentes César Gaviria y Álvaro Uribe y puesto en manos de mercachifles.
La conservadora Margaret Thatcher, mediante privatizaciones, dejó maltrecho al sistema sanitario.
En los sesenta Gordon B. Ingram diseñó una pistola ametralladora que disparara más de mil balas por minuto. Con una Ingram fue acribillado el 26 de abril de 1990 Carlos Pizarro Leongómez, ex comandante del M-19. Pizarro, quien hizo parte de una generación que se alzó en armas contra un régimen de desigualdad social. La lucha armada se deslegitimó en Latinoamérica por razones que no vienen a cuenta en este artículo, empero las desigualdades siguen allí, devaluando el modo de vida de millones. En un mensaje enviado por Carlos Pizarro en abril de 1989 explicaba su propuesta de gobierno. Un plan de emergencia contra la desigualdad económica y social que contemplaba la condonación de las deudas contraídas por los campesinos arruinados por los bancos, plan de vivienda popular, salud pública y creación de cinturones verdes contra el hambre.
Los ideales por los que luchó Carlos Pizarro son los mismos que hizo realidad la clase trabajadora de Inglaterra a mediados de los cuarenta y son los mismos que reclamaba Nubia, la madre soltera colombiana que luchaba por la vida de su pequeña. Son las causas que el pensamiento hegemónico neoliberal hizo ver como contrarias al sentido común. Son las causas que cientos de intelectuales y millones de consumidores de la clase media urbana consideraban “prehistóricas” y sus defensores tratados como “dinosaurios políticos”. La presente crisis que, en este portal el economista Luis Jorge Garay advirtió como la peor en 150 años, muestra que el altisonante “capitalismo con rostro humano” es como los duendes, criaturas de las que todo el mundo habla pero nadie ha visto.
La lucha contra las desigualdades está de vuelta. Una lucha que necesita mucho de organización, representación y liderazgo. Luchar contra las desigualdades que origina el capitalismo no es ir con una pistola o un rifle hasta un banco y apoderarse de la calderilla que manipulan los cajeros. El dinero es un imán. Lo representa Michael Moore en el documental Capitalismo, una historia de amor, en el que se ven imágenes reales de ladrones armados apoderándose de fajos de billetes. El problema no es el cajero automático, es el sistema. Viene un periodo en que las desigualdades se harán más visibles y peligrosas. El caos y el saqueo pueden reemplazar a la lucha social organizada. Es lo que está por verse en los próximos días. Afila tus dientes, comején.