Una movilización que se reinventa a cada momento
El hambre, la pobreza, la desocupación forzada, el reclamo de los derechos fundamentales y el respeto por la vida se vistió de fiesta para celebrar el carnaval de la protesta legítima. Los jóvenes universitarios y de los sectores populares reinventaron la protesta y la movilización cargados de imaginación, cultura y poesía, llenaron las plazas y las calles de colores y sonidos, de consignas y melodías, de conciertos de indignación y resistencia, territorializaron sus reclamos en bloqueos y barricadas, y se colocaron en la primera línea con escudos hechizos para defender las comunidades y los territorios abandonados por la política social de la violencia institucional y parapolicial.
A su lado fueron formando multitud las organizaciones de trabajadores, las comunidades populares, afrodescendientes e indígenas, las mujeres y los ambientalistas, los músicos y los artistas, distintas expresiones de la inconformidad acumulada por décadas en las políticas de incumplimiento de gobiernos que administran y saquean lo público en favor de corruptos empresarios, nacionales y trasnacionales, que han hecho de los presupuestos y patrimonios públicos un blanco de sus acciones criminales. La multitud salió a la calle cargada de agendas incumplidas, de reclamos que han permanecido en el tiempo engordando en la desesperanza y la incredulidad. Salió llena de razones y de rabias masticadas en la soledad de las incertidumbres de futuro, en las angustias de las necesidades diarias. Salieron a confrontar nuevas reformas y ajustes, impuestos por las lógicas neoliberales de privatización y mercantilización del derecho a la salud y a la educación, salieron contra una reforma tributaria impuesta a ciudadanos agobiados por un mar de impuestos directos e indirectos, cada vez más empobrecidos por sistemas de contratación huérfanos de derechos laborales y prestacionales, salieron a exigir una renta básica digna para los millones de familias que viven en la pobreza a la deriva de sus desengaños e inseguridades, padeciendo todo tipo de limitaciones materiales y negados en todos sus derechos. Salieron por múltiples y justas razones que concretaron en un modesto pliego de peticiones de emergencia, que el Gobierno del presidente Iván Duque Márquez y su partido y coalición de gobierno ha desconocido y se ha negado a tomar en consideración y negociar.
La represión institucional y su balance
La respuesta del gobierno a estas demandas ha sido la dilación y la represión. La fuerza pública en su conjunto se colocó en los lugares de la protesta para ejercer de manera criminal el ejercicio de la fuerza; setenta muertos se contabilizaron durante 50 días de movilización, decenas de heridas oculares como si se tratara de una cruzada de enceguecimiento de la luchas de resistencia, una ofensiva criminal se dirigió contra las mujeres que fueron víctimas de violación y abuso sexual y un incontable numero de detenidos y desaparecidos, muchos de los cuales seguramente fueron asesinados y arrojados a la impunidad del río Cauca.
Las estadísticas oficiales del Ministerio de Defensa muestran la dimensión de la protesta. En los 49 días que van del 28 de abril al 15 de junio de 2021; se registraron 13544 actividades de paro en 864 municipios. Esto da una idea de la magnitud del paro y de su carácter nacional. De esas actividades, 6977 fueron concentraciones de población en plazas y avenidas, 2412 marchas de manifestantes, 3450 bloqueos, 670 movilizaciones, y se realizaron 35 asambleas comunitarias y populares que arrojaron importantes manifiestos y ajustaron agendas y pliegos regionales.
Del total de manifestaciones el Ministerio de Defensa señala que 12005 fueron de carácter pacífico y que solo algo menos del 10 % (1339) presentaron disturbios en los que se hizo presente el ESMAD. El reporte de muertos, heridos y capturados se distancia sustancialmente de reportes de ONG y organismos de derechos humanos. Mientras el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) documenta 70 muertes durante el paro con fecha, día, hora y lugar, para el Ministerio de Defensa solo se produjeron 51 muertes de las cuales solo reconoce 31 en el marco de las protestas y 20 por fuera de ellas. Se tiene unas estadísticas de 1113 heridos civiles y 1364 uniformados lesionados de dentro en los cuales se encuentran 60 mujeres, en hechos de protesta que se dieron principalmente en ciudades como Bogotá, Cali, Neiva, Medellín, Bucaramanga, Pasto, Popayán, Pereira, Tuluá, Cartago, Yumbo, y otros municipios de Valle del Cauca. El número de detenciones fue de 1508 en flagrancia, menores de edad o personas con órdenes de captura. La población “desaparecida” reportada por la fiscalía fue de 422 personas de las cuales se señala que 322 fueron ubicadas, con 91 se activó la búsqueda urgente y 3 denuncias por presunta desaparición forzada.
La Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría y la Inspección General de la Policía han abierto aproximadamente 209 investigaciones por presuntas faltas disciplinarias a miembros de la Policía, 102 por abuso de autoridad, 14 por homicidio, 39 por agresiones físicas en estado de indefensión absoluta, 24 por lesiones personales, 2 por acoso sexual y 28 por otras causas no determinadas. De 498 casos de civiles heridos en manifestaciones priorizados, existen 429 noticias criminales abiertas por presunto abuso de autoridad y lesiones personales. La Procuraduría General de la Nación tiene 143 expedientes 139 en indagaciones preliminares y 4 investigaciones disciplinarias. En general, las cifras muestras la intensidad de la protesta y la respuesta violenta del Estado frente a la población. Afirmación esta que no desconoce la reacción violenta de la población y los hechos de vandalismo que se han presentado durante las protestas.
Enseñanzas y aprendizajes
No obstante, la crudeza con la que se ha producido la reacción institucional y la respuesta ciudadana, el paro ha estado lleno de enseñanzas y de aprendizajes que constituyen su principal logro. Más allá de las conquistas alcanzadas en el proceso mismo, y que se concretan en haber echado atrás una reforma tributaria y una reforma a la salud; haber sacado el ministro de Hacienda y su equipo; llevar a la renuncia a una canciller que no pudo enfrentar con la mentira contra evidente a la comunidad internacional; lograr la renuncia de comandantes de la Policía impotentes de confrontar civilizadamente la protesta e involucrados con acciones parapoliciales y criminales; detener el gasto innecesario en aviones de guerra y denunciar el uso de armas letales en el control de las protestas; así como colocar en evidencia el comportamiento criminal de los Escuadrones Antidisturbios ESMAD frente a la población indefensa, y abrir el debate sobre la necesidad de revisar la doctrina militar y pensar en sacar a la Policía del Ministerio de Defensa hacia un ministerio de seguridad y convivencia ciudadana que haga mayor énfasis en una doctrina policial civilista y en la salvaguarda de los derechos humanos. Entre otras conquistas parciales como, por ejemplo, la posibilidad de que los estudiantes puedan gozar de una educación gratuita a través de la figura de “matricula cero” o haber colocado en la agenda de las problemáticas nacionales la lucha por la renta básica y haber hecho evidente el creciente deterioro de las condiciones de vida de las clases medias y populares, colocando a flor de piel el hambre, la pobreza y el desempleo como problemas estructurales que el Gobierno del presidente Duque ha agudizado profundizando la crisis social y política que vive el país desde hace décadas y que se une a la crisis económica generada por la pandemia que afecta con mayor fuerza a la pequeña y mediana empresa que son quienes, en la práctica, generan mayor empleo, hay una “victorias” políticas, en el buen sentido de la palabra, que es aquello que tiene que ver con el ejercicio del poder para la construcción del bien común.
Los logros políticos “intangibles” del paro nacional
Es importante ponderar en alta estima los logros del estallido popular y sus manifestaciones multitudinarias en el campo de lo estrictamente político que en nada tiene que ver con lo partidista electoral, ni con lo reivindicativo:
Primero, emerge con fuerza un nuevo sujeto político que protagoniza desde el interés y los propósitos generales el desarrollo de la protesta legítima y la lucha social reivindicativa, reconociéndose a sí mismo como un sujeto trasformador, esto es la juventud de los sectores populares que constituyen la defensa del territorio, que se politizan en la acción y se reinventan, con sus primeras líneas, la protesta, pero que además la territorializan. Surge una generación de nuevos liderazgos juveniles y populares que ya no volverán a ser los mismos porque han entendido el valor de la movilización y de la protesta legítima en el reclamo de sus más urgentes derechos.
Segundo, surgen nuevos modelos de organización popular y social que están más allá de las viejos ordenamientos y jerarquías en el ámbito de un modelo de democracia plebeya, de carácter popular y naturaleza asamblearia que se piensa en torno a los problemas locales y estructurales, construye sus propios manifiestos y define sus agendas reivindicativas independientemente de los alcances que puedan tener las mismas.
Tercero, se produce un desborde de imaginación en la utilización de las herramientas tecnológicas en el campo de la comunicación que posibilita que cada hecho se reporte al mundo con crudeza y con especial creatividad, despertando redes de solidaridad que alimentan el entusiasmo del movimiento popular y le permite manifestarse en amplitud de posibilidades.
Cuarto. frente al comportamiento institucional surgen las segundas y terceras líneas en materia de una oferta amplia de acompañamiento en las áreas de salud y derechos humanos que blinda de la mejor manera posible la movilización social y la resistencia popular. Pero, igualmente, irrumpen las primeras líneas de madres, maestros y sacerdotes para acompañar la protesta y construir las ollas comunitarias desde las cuales se cocina con solidaridad el sentido de lo comunitario y se aplaca las cicatrices del hambre.
Quinto, se produce un fenómeno de internacionalización del paro con concentraciones en plazas y avenidas de distintas ciudades del mundo para visibilizar el desarrollo de la protesta y publicitar los objetivos del paro en un discurso que adquiere nuevos contenidos y se enriquece con la inteligencia de quienes participan. Las embajadas y los consulados se constituyen en escenarios de protestas creativas que adquieren diversas formas y performance.
Sexto, la protesta multitudinaria en su forma de carnaval y de fiesta se nutre de las expresiones artísticas y culturales e involucra sectores institucionales de las artes en conciertos de una gran calidad artística e interpretativa, se adaptan y ejecutan piezas convencionales y conocidas con nuevos contenidos y significados pertinentes a la movilización. En ello, no solo juega un papel fundamental las expresiones musicales cultas, sino, igualmente, la música urbana y étnica, así como los sentires y expresiones populares. Decenas de jóvenes artistas colocan su talento al servicio de la movilización popular y de sus causas legítimas.
Séptimo. Resulta significativo y un importante logro político las expresiones de solidaridad de la comunidad internacional, de la comunidad europea, de las Naciones Unidas, incluso de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de los Estados Unidos, así como los pronunciamientos de los intelectuales y de los académicos de prestigiosas universidades del mundo, de personajes, intelectuales y premios Nobel de paz.
Octavo. La cruzada de legitimación institucional de la acción criminal del gobierno contra la movilización social a través de las cancillerías y de la diplomacia del engaño y la posverdad no pudo evitar la presencia de distintas delegaciones de derechos humanos del movimientos social y político internacional en el país para tomar el pulso en directo de la gravedad de lo ocurrido. Todos los obstáculos colocados por el gobierno de la seguridad con legalidad para que no hiciera presencia la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se vino al piso. La Comisión pudo recibir las distintas versiones sobre el desarrollo del paro en materia de violación a los derechos humanos y el cruce de información sopesa a favor de las comunidades el balance general.
El movimiento del paro nacional ha entrado en un momento de latencia, de valoraciones, de nuevos esfuerzos imaginativos para reinventarse y supera la fatiga natural de una jornada que se extiende en el tiempo por la terquedad de un gobierno que utilizó la dilación y la mentira para desmontar un movimiento que hace tiempo no le cree, porque las comunidades han sido víctimas de todas las traiciones e incumplimientos. El paro respira, toma aire y espera el momento de retornar a las calles con más fuerza e imaginación.