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El poder femenino: destructivo o creador

María FernandaCabal es una mujer inteligente, no hay duda, su problema es que ha sido instrumentalizada por el patriarcado que representa. Libérate, Cabal, no cargues con ese fuego. La guerra no debe ser considerada ni en el Metaverso.

Mujeres

Mujeres. Imagen de Celag

Las mujeres históricamente han sido guerreristas, no es un género débil como muchos afirman. La inteligencia femenina también ha sido manipulada a través de la historia, controlada para evitar que su poder pueda cambiar sustancialmente la base de las sociedades patriarcales hasta el día de hoy. El poder femenino ha sido manipulado; un feminismo mal enfocado para evadir los cambios. Pero no vamos a entrar a analizar las diferentes formas de feminismos que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, es un tema que trataremos más adelante, con el único objetivo de demostrar el atraso cultural en que se encuentra la sociedad en Colombia. 

Esto sucede con la extrema derecha en Colombia, que utiliza el poder femenino de sus representantes como arma de disuasión o arma de guerra. Es por esto que la candidatura de María Fernanda Cabal ha desatado tantos enfrentamientos políticos incluso al interior de su propio partido. Su inteligencia y poder no se niegan, por el contrario, producen terror y rechazo. Siendo una de las pocas mujeres que hasta ahora se lanza a una precandidatura presidencial en este periodo, su presencia política no produce tranquilidad. Es inquietante. 

Para nadie es un secreto que en el CD las mujeres son usadas como escudos humanos en las batallas políticas, pero no vemos que tengan un espacio suficiente para proponer o para imponer cambios. Por el contrario, afianzan la sociedad patriarcal colombiana, el verdadero poder detrás de los partidos políticos que representan son los hombres. Una mujer con las capacidades y la inteligencia de Cabal; se podría esperar de ella más propuestas de fondo, para ayudar a la situación de millones de mujeres en Colombia, que seguir insistiendo en su discurso beligerante. 

Hay mujeres muy valiosas, pero mal instrumentadas y seguramente muchas de ellas tienen pensamientos más de avanzada que sus jefes políticos. Les exigen disciplina de partido, pero solo cumplen una agenda. La que tenga las cualidades más combativas (enfrentamiento político) puede aspirar a un puesto importante en el Senado, la vicepresidencia o la cancillería, pero nada más. Quiere decir que las mujeres deben demostrar sus cualidades masculinas, para ascender en la pirámide política. En cuanto a la militancia, esa base femenina es utilizada única y exclusivamente para matonear en las redes sociales y cumplir agenda, no proponen nada. 

Colombia, un país con una base social llena de necesidades y esperando soluciones a corto plazo, con una problemática de género muy profunda, arraigada en una sociedad machista y patriarcal.  Lo mínimo que se espera de las mujeres que participan en política son propuestas, no una participación supeditada a las órdenes de un jefe. Esto produce mucha inquietud en un país que necesita un cambio para afrontar los desafíos futuros de una sociedad violenta y atrasada.

María Fernanda Cabal es usada como un arma de disuasión y de guerra; produce desazón ver a una mujer con tantas capacidades e inteligente que en realidad no tiene poder. Si de verdad Cabal fuera el verdadero poder detrás del trono, sería su esposo el que estaría en campaña, no ella. Ver a una de las pocas precandidatas con semejante discurso beligerante y con una militancia agresiva y desatada, que la ha perjudicado sustancialmente, no produce orgullo femenino. 

Cabal no representa a la gran cantidad de mujeres en Colombia que necesitan un cambio, porque no tiene un plan de gobierno para ellas, de ser así estaría completamente “empoderada”, la realidad es otra. Cuando la militancia revisa los niveles de aceptación de su candidata, se quejan de que las propias mujeres del partido no la apoyan. Es una realidad porque en las bases de su partido, las mujeres son manipuladas por el poder de los hombres de los que dependen directamente. No hay ninguna clase de feminismo en el CD. No existe. Es rechazado de base por considerarlo progresista y liberal. Cabal es víctima de su propio género y al interior de su propio partido.

Ni siquiera existe un feminismo tímido al interior de las bases del CD.  Si se revisa la participación de las mujeres en las redes sociales, su forma de comunicar es absolutamente ignorante y beligerante. Hay toda clase de burlas a los diferentes modelos de mujeres por parte de “ellas”; una situación que no produce participación ni diálogos y mucho menos acercamientos sociales. Son entrenadas en toda clase de intimidación hacia sus contrarios y de quebrantar la voluntad de quienes se atreven a dar una opinión y destruirlos moralmente.  Como si estuvieran entrenadas en los peores métodos de tortura física y mental para acabar con el “enemigo”. El contradictor político es su enemigo. 

Qué peligro, qué base de género tan lamentable en un país que necesita consensos, acercamientos y debate de razones.  Es un oscurantismo medieval, un volver al pasado, un integrismo extremo y fundamentalista, ese es el poder femenino que representa Cabal. Como si las mujeres de su partido no tuvieran las mismas necesidades de millones de mujeres en Colombia. Hay frustración, mucha frustración en la base femenina del CD.

A Cabal la han “desempoderado” los mismos que la apoyan. Hubiera sido histórico ver a una mujer con una personalidad fuerte ofreciendo a Colombia soluciones, no guerra.  Su supuesto poder femenino no es creador, es muy destructivo. 

No hay propuestas de altura para las mujeres, ni hay buenos espacios de participación. No creo que ese modelo represente a ninguna mujer en Colombia. No hay cultura ni aprecio por las capacidades femeninas. Pobrecitas, todavía no se dan cuenta. Algunas de ellas son utilizadas para hacer relaciones públicas, donde se mueven como elefantes en cristalería, que afecta los acercamientos políticos.  ¿Qué nos pasa en Colombia que no sabemos construir consensos?

Se sigue una agenda conservadora y retrógrada en contra de los cambios.  Esa forma de continuismo de la imagen femenina, es un machismo intrínseco al interior del partido y de los fósiles prehistóricos que lo dirigen. ¿Quién quiere ser representado por ese modelo de mujer? Nadie.  A Cabal no se le ha escuchado una propuesta de fondo sobre la situación de la mujer en Colombia. En cambio, su propuesta guerrerista y militar es lo único que repite en toda entrevista como un bot. 

A tal punto ha llegado el grado de atraso cultural en Colombia, que las mujeres no tienen el poder de decidir si conciben o no. Un poder que les fue dado por su propia naturaleza, la continuidad de la especie, que afecta directamente a la civilización.  ¿Si eso no es poder entonces qué es? La Cabal como mujer no defiende ese derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos.  En su discurso arcaico se hace la moderna y dice que está a favor del aborto, pero solo en las condiciones que lo permite la Constitución.  Semejante bodrio para las mujeres. Qué vergüenza, Cabal no empodera a su propio género. 

Deseo que Cabal no vaya a salir abucheada y cojeando del Teatro de la Opera como la Marquesa de Merteuil. Tampoco se trata de acabar a la Cabal. No se lo deseamos, está a tiempo de enderezar el rumbo.  Incluso si es escogida o no por su partido como candidata. Tendrá una oportunidad más adelante, si es inteligente, para rediseñar su estrategia política y demostrar sus verdaderas capacidades. Se dejó envolver por los fanáticos y melancólicos de la guerra, no lo merecía. 

Cabal es una mujer inteligente, no hay duda, su problema es que ha sido instrumentalizada por el patriarcado que representa.  Libérate, Cabal, no cargues con ese fuego. La guerra no debe ser considerada ni en el Metaverso. 

Mis opiniones son personales, no representan a nadie más que yo. Aquí está tu marquesa, mírala

Activista Trans. Natural de Panamá. Padre venezolano y madre colombiana. Adelantó estudios de leyes y filosofía hasta que descubrió que lo suyo era el baile y la bohemia. Decidió entonces echarse a la calle. Su vida transcurre entre Cali y Buenaventura. Integrante de la última linea.

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