Por Felipe Moreno Salazar *
En un sistema cada vez más individual, el punk ayuda a mejorar la autoestima y potencializar el desarrollo de la personalidad. El punk es amistad, música enérgica, vida y educación para el pensamiento crítico. Ha sido pionero en libertad de expresión defensa de los derechos humanos.
Vale considerar los contextos. No es lo mismo lo que piensan del punk y La Polla Records en Lima, Bogotá, Montevideo o en el bar Otxoa de Agurain (donde empezó el grupo), saltando a Manchester, Buenos Aires o Nueva York. Si este grupo fuese del caribe colombiano podría llamarse La Mondá Records.
En mi caso el punk me llegó y lo practiqué en el barrio Fontibón de Bogotá que queda cerca al aeropuerto. Hacer bulla allí no importaba. Como dice Evaristo Páramos, cantante de La Polla Records en una entrevista que le hace Javier Gallego: “el punk es una palabra que nos hizo salir de algún sitio en el que estábamos”. A mí me hizo salir del agujero en el que estaba y me lanzó al mundo del cine: ver películas y mostrarlas. En mi decisión, como ocurrió a muchos colombianxs, tuvo que ver la película punketa de Víctor Gaviria, Rodrigo D no futuro (1990).
Conozco al director Javier Corcuera porque estrenamos uno de sus documentales en la vereda El Encanto, en el departamento del Meta, Colombia, en el Festival de cine El Espejo en 2007. Hemos seguido su trabajo y realizado entrevistas durante sus visitas a Colombia sobre los documentales proyectados en festivales en los que nos hemos encontrado. Cada vez que coincidimos en una ciudad o un festival, Javier ha contestado el teléfono y ha sacado tiempo para un cañita o una pola, como se dice en Bogotá.
Con este director peruano-español nos vimos hace algunos días en Madrid. Día antes hablamos en San Sebastián donde se proyectó No somos nada, su más reciente documental estrenado en España el pasado 28 de enero. El docu es sobre la banda de punk La Polla Records, una especie de Beatles del género, y se basa en conversaciones con el cantante Evaristo y el bajista Abel. La noche que hablamos sobre el docu en Madrid, después de unas cañas, pensamos hacer este texto sin ver la película. Hacer un ejercicio punk de entrevista, pero nos arrepentimos. Javier, entonces, me anotó en el pase de prensa de su película en Barcelona.
Asistí a un concierto de hora y media de la música más bella y libertaria. Encontré autogestión, autenticidad, alegría, rebeldía, política, rabia, propuesta, baile, energía y un largo etcétera en sus imágenes y sonidos. La película no es histórica en un sentido cronológico. El recorrido es emotivo porque muestra los lugares donde nació la banda y recrea la cotidianidad de Evaristo. Por el filme conocemos su estilo de vida. Un punk que profesa devoción por la naturaleza, por los árboles, por los caminos, pero con una mirada inquieta, crítica, inconforme. Denunciando la manera como nos venden la moto, nos duermen y nos someten.
En el docu se ve al bajista Abel tomándose una pola mientras relata detalles íntimos del grupo. Escuchamos como los instrumentos fueron rifados en su entrega inicial, la importancia de la muerte del baterista y el accidente del guitarrista que hizo cambiar la singladura de la banda. Abel explica cómo se concretó una idea sin mucho conocimiento de lo que se quería, pero con una intuición del sentido de esa cultura. Dice que como al pueblo nunca llegó la heroína pudieron entonces hacer un disco cada dos años.
En la película se ve a un Evaristo preocupado por su familia, como concentrado en eso y en su trabajo. Se entiende que la libertad para Evaristo es hacer con su tiempo lo que quiere. El señor disfruta de caminar sin afán por la campiña, con recorrer los caminos que se entrecruzan por su casa de Agurain, su pueblo en el País Vasco.
El documental deja claro el lugar de enunciación de la banda y el papel de Evaristo como letrista y filósofo punk. Debajo de su árbol predilecto, nos cuenta el proceso matemático creativo que tenían para sus temas, también explica porqué su padre y madre son de la clase obrera. En la película es explicita el carácter de clase de la banda, lo cual se ve reflejado en sus pegajosas, inolvidables y actuales letras. Nos hace ver al punk y al punketo de manera no estereotipada.
La gira conmemorativa de los cuarenta años de la banda por diferentes lugares del mundo da una idea de la globalidad y actualidad de la banda. Los padres y los hijos disfrutan las canciones y asisten juntos a los conciertos en ciudades de España, Argentina, Uruguay, Chile y Perú. Son conciertos llenos de energía, diversión, sabiduría y humor. Las letras nos meten, como en una máquina del tiempo, por los fanzines animados que por tradición e historia es el medio de comunicación del punk.
Originalmente hasta aquí iban mis líneas.
Decidí entonces entrevistar (que es normalmente lo que yo hago) a Javier para ampliar al diálogo con el director. Mi deseo es el de motivar a gente de Colombia y de España, a meterse al pogo de No somos nada. Llamé a Javier y le hice preguntas:
¿Se sintió tentado a usar el libro de Evaristo como punto de partida para el guión del docu? ¿Cómo fue la escogencia de las canciones? ¿Qué temas estuvieron hasta el último momento, pero fueron excluidas en el montaje final? ¿Cómo logró esa intimidad y confianza con los personajes?
El rodaje, me explicó, fue orgánico y tranquilo.
Sobre Qué dura es la vida del artista (2018), el tercer y más reciente libro de Evaristo, publicado por Editorial Desacordes dice Javier que intentó alejarse de lo que allí está narrado. “El documental busca por medio de las entrevistas su propio relato, construye desde los testimonios el camino y la historia de la banda. No repite lo que ya está en el libro. También es una constancia histórica de la gira de despedida”, me dijo.
“En el asunto de las canciones fue el mismo montaje que terminó seleccionando lo que suena en el docu. El director no llevaba un listado predeterminado al montaje, surgió orgánicamente en el relato”, agregó Javier. Acerca de la intimidad con los protagonistas dice que “surgió de manera natural, son gente sencilla que les gustaba la idea de dejar una película sobre el final de la banda. La película es juguetona, desmitifica a la banda incluso el punk, nos divertimos haciéndola. No había un guion cerrado”, concluyó.
Las letras de las canciones de La Polla Records los convirtió en una banda universal, metida en las entrañas del punk global. La versión salsa de la canción Salve, es una demostración de la versatilidad de la banda y la influencia en su música de géneros distantes del punk.
Salve es el título del primer elepé del grupo. Vio la luz en 1984 por cuenta de la casa disquera independiente Oihuka. Por ese entonces la crítica tildaba a La Polla Records de “banda de rock radical vasco”, etiqueta de la cual reniega Evaristo. Los estereotipos no son lo suyo.
La película sobre la última gira de La Polla Records y su cantante Evaristo Páramos puede verse hoy en las salas de cine de España. Después de verla otra vez con público caí en la cuenta de que La Polla Records se acabó. Hasta ese momento no había hecho el duelo por el final de la banda. No la volveremos a escuchar en vivo. ¿Quién consolará a mis amigxs que de verdad fueron punketos? Queda, por fortuna, el documental para los que nos gusta La Polla Records. Una especie de pócima para los que seguimos siendo fieles a la banda.
Gracias al director Javier Corcuera por permitirlo y a ustedes por llegar hasta aquí.
Gracias a Raúl Gómez Benavides, Diana Coral, Antonio Egea que me presentó por primera vez a La Polla Records, Mauricio Belalcázar, Yezid Arteta, Patricia González, Juliana Botero, Joana Arias, Alejandro Fábregas y Humberto Mancilla.
*Nacido en Cali, Colombia. Gestor cultural, realizador, investigador y profesor asociado en el Programa de Cine y audiovisuales de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Magdalena. Periodista, Psicólogo. Máster en documental. Magíster en escrituras creativas (Universidad Nacional de Colombia) y estudiante de Doctorado en comunicación (Universidad Pompeu Fabra).