Cuenta la leyenda que el riviel es un espíritu perdido que, bogando en un ataúd, atormenta a los lugareños del litoral que se desplazan de noche, en los ríos o en el mar. En la actualidad, el riviel ha regresado vestido de camuflaje, a plena luz del día, más activo que nunca, y no hay rezo que lo espante.
El relato
Leoncio Sinisterra se ha llamado, salió del río pa´l pueblo y hasta el sol de hoy no ha regresado. Dicen en el pueblo que se lo ha llevado pa´l monte ese nuevo riviel que al pacífico ha llegado arrasando con los montes, los ríos y caseríos, y dejando solo miseria con cadáveres, si acaso.
En el pueblo nadie habla, todos murmuran relatos de lo que pasó. Algunos aseguran saber quiénes se lo llevaron, qué le hicieron y por qué. Pero la realidad es que van pa’ tres semanas y nadie da noticias de Leoncio Sinisterra.
Lo mismo pasó con José, con Cujar, con Marceliano y otros tantos lugareños que este diablo se ha llevado. Este riviel anda suelto, aparece en todas partes desde el Mira hasta el Guapi y del Nuquí a Timbiquí. En todo este pacífico se lleva almas a montón y nadie le para el macho porque dicen que el Estado, a él permiso ya le ha dado.
El riviel volvió ayudado
Todo apunta a sostener la hipótesis de que quizás el riviel regresó reforzado de poder. Que ya no anda a potrillo, que se mueve en voladora. Que la pequeña luz que alumbraba en su chalupa, la ha cambiado por fusiles y otras cosas más cañonas.
El recrudecimiento de la disputa entre los grupos armados legales e ilegales por el control del territorio, termina siempre golpeando a quienes por la omisión cómplice del Estado, se ven obligados por un impulso natural de proteger la vida y la permanencia en el territorio de la comunidad a hacerle frente al grupo armado. Leoncio es uno de ellos.
El espanto de las FARC ha sido rápidamente reemplazado por esta nueva visión. Algunos le llaman disidencia, otros, dizque El 29 o incluso un tal Platanote. Un demonio que se enfrenta a otros también condenados, sean elenos, paras, narcos o incluso al mismo Estado. El riviel cambia de nombre y de periodicidad, ahora sale por el día y con la cara pelá. Antes solo salía de noche, en la más fuerte menguante. Ahora extorsiona de día al de a pie, o al comerciante, al maestro, al peluquero y a cualquier despistao que en el camino encuentren mal parqueado.
Pero el río sigue su marcha
Mientras se cuentan por decenas los muertos, desaparecidos y desplazados, los buitres electorales preparan el nuevo teatro. Poco importa el grupo armado presente o el que ha llegado, si es de izquierda o de derecha, si ilegal o del Estado. Lo único importante para los líderes políticos es acordar con ellos las campañas y los votos necesarios para el cargo, y repartirse el botín.
A todo esto, las víctimas, los votantes del partido, de los tantos que se mueven por todo este litoral, miran pasmados la aterradora escena de masacres, destrucción, despilfarro y corrupción. Pero eso sí, listos están para la fiesta electoral los tamales, las bebetas, las gallinas ponedoras, el proyecto de pancoger, o acaso el iluso sueño de un puestico pal muchacho.
Desde las capitales andinas, las desteñidas IAS, como les suelen llamar a las entidades de control, presentan informes, realizan discursos y ejemplarizan con el tonto de turno en un fingido intento por cierta búsqueda de legitimidad.
En el centro del país, el Gobierno del aprendiz se mantiene en señalar el aumento de los “asesinatos colectivos”. Intento cínico por ocultar las masacres que se disparan por todo el país, y la relación de estas con los muertos aplazados de la que, desde la oposición a los acuerdos de paz, advertía su patrón, el matarife.
Por su parte, las oenegés y los organismos de cooperación internacional actualizan rápidamente sus cifras, ajustando los diseños de las gráficas para que la curva de víctimas sea clara y entendible y, para último término, garantizar la continuación o, incluso con un poco de suerte quizás, aumentar la financiación para el próximo año fiscal.
Todos cumplen rigurosamente su papel a fin de mantener la obra del Estado Democrático entre las taquilleras del mes. A pocos realmente les importa Leoncio, su suerte o la de su familia, su hija de tres años o su bebé recién nacido.
Como ahuyentar al riviel
Si la gente del Pacífico de este riviel quiere salir, al territorio la entrada a la coca y la retroacabadora deben impedir. ¿Quién recuerda que por viche, coco, plátano o naidí a algún rioseño fueran a perseguí?
La dinámica del conflicto está motivada. A estos grupos no les interesan las tendencias políticas o religiosos, su motivación es el dinero del narcotráfico, la minería y/o de los futuros megaproyectos proyectados para la región.
La violencia de Buenaventura y el desplazamiento de las comunidades de los territorios ganados al mar son ejemplo de lo que buscaba el maravelí del puerto y el malecón turístico.
La violencia de Tumaco, impulsada inicialmente por la tunda de la palma y ahora por la patasola de la coca, la carretera binacional y el puerto petrolero, también da cuenta de lo que buscan estos espantos modernos.
Así pues, les sugiero que salgamos con urgencia de esas actividades que atraen a estas visiones. Vean que esto cada día se pone más complicao; la sosobra se adueñao de las pampas por doquier, el guacuco se ha perdido, no se encuentra un munchiyá, solo cuerpos por el río que no paran de bajar.