Algunas flores como el lis o el loto nacen del estiércol y el fango. Levantar una casa sobre un basurero o al borde de un abismo, como lo hacen los desterrados en la urbe, es una proeza. Eso mismo intenta Gustavo Petro con Colombia: levantar un país decente sobre un pantano de corrupción. Lo está consiguiendo. Mejor aún, lo está consiguiendo sin saltarse una letra de la ley. Ceñido a las reglas democráticas. Desde que rindió sus armas, Gustavo Petro ha sido un demócrata radical. Ha ganado o perdido, “pero siempre con democracia”, como diría Sócrates el versátil futbolista, médico y militante del Partido de los Trabajadores que capitaneó a la selección de Brasil en el Mundial de 1982.
El incombustible senador Iván Cepeda enumera en su portal las 90 realizaciones que el gobierno del Pacto Histórico ha logrado en 90 días. Un récord logrado por Petro en un país en que sus antecesores emplearon la mayor parte de su tiempo político conjurando contra sus opositores, repartiendo puestos entre sus amigos, jugando al póker, coleccionando cuadros falsificados o viendo telenovelas. Mientras Petro gobierna, la autodenominada oposición y la mayoría de medios hacen ruido. Un ruido ensordecedor para que la voz del gobierno no se escuche con claridad. Para este tándem político-mediático “lo más importante es que la cumbia suene más fuerte que los problemas”. Petro atiende problemas. El tándem tira de la chismografía.
El gobierno de Petro heredó dos males endémicos y extendidos territorialmente: la multiviolencia y la corrupción. A estos males hay que adicionarle dos elementos temporales: la desaceleración de la economía mundial e inflación y la emergencia invernal. Petro ha plantado cara a estos cuatro factores concurrentes. La iniciativa de Paz Total como alternativa para aminorar el impacto de la multiviolencia en el territorio nacional. La reforma tributaria progresiva aprobada en el Congreso busca recaudar dinero entre los que más tienen y meterlo en el bolsillo de los que no tienen. Gasto para el bienestar social, en resumen. Redistribución de la riqueza, como manda el manual de economía política. Ante la emergencia invernal, Petro ordenó una partida de más de 400 millones de dólares para atender a la gente con comida y medicamentos, amén de reubicar a los damnificados. La corrupción, en cambio, es un problema gordísimo que llevará mucho tiempo superarlo. La corrupción embruja, seduce. Cuando la vuelves enemiga es un hueso duro de roer.
“A mí me dejaron sólo una miga de poder”, explicó Guillermo Torres Cuéter a la Mesa Directiva del Parlamento de Catalunya. Guillermo, más conocido como el cantante de las Farc o Julián Conrado, describió a sus interlocutores la telaraña de corrupción que tiene atrapada a Turbaco, pueblo donde fue elegido alcalde por amplia mayoría. Con su mochila terciada y una guitarra sobre las piernas, el mandatario elegido por Colombia Humana explicó en lenguaje caribeño, cómo los operadores políticos locales se apoderaron de las rentas de su municipio mediante contratos hechos a la medida —corte de sastre, dijo—y larga duración. Luchar contra las mafias locales trae riesgos y desvelos, pero Julián Conrado lo está haciendo. Avanzando por un terreno minado de trampas jurídicas y saboteadores infiltrados en su gobierno. Sanear una administración local lleva tiempo y táctica. No esperemos entonces, Comején, que el gobierno de Petro cambie la realidad nacional de la noche a la mañana como si fuera un profeta bíblico, un héroe de cómics o Frodo en El señor de los anillos.
Acertó Petro al nombrar a José Daniel Rojas Medellín como director de la Sociedad de Activos Especiales (SAE). Uno de los funcionarios más jóvenes y competentes del actual gobierno. María Jimena Duzan —la periodista que ha sabido leer los cambios y paradigmas que ocurren en la sociedad colombiana— lo entrevistó en su programa A Fondo. Lo narrado por José Daniel le podría servir como argumento a Gustavo Bolívar para una nueva serie. Los operadores políticos robándole a los gánsteres. Mansiones, miles de hectáreas de tierras, coches de lujo, cuadros costosos, yates y un largo etcétera de bienes confiscados a la mafia, apropiados y usufructuados por familiares, amigos y testaferros de los operadores políticos. Los operadores políticos que fueron desalojados del Palacio de Nariño por mandato popular, pero conservan la matriz y las ramificaciones territoriales de la corrupción. Las elecciones locales de octubre de 2023 son importantes para el Pacto Histórico. Es menester ganar posiciones en los municipios para sanearlos. La corrupción no se derrota en una gran batalla, sino en cientos de pequeñas batallas y escaramuzas.
Calma, Comején, no te dejes confundir por el ruido. Tenemos presidente. Petro, un hombre decente que brega cada día por un país decente.