La propagación del coronavirus sacó a flote las deficiencias de nuestras instituciones educativas y de salud, en todos sus niveles, y la manera cómo enfrentar la pandemia. Si bien las facultades de medicina y de la salud, en general, ubicadas en la Región Caribe, han formado académicamente gran parte del recurso humano que atiende a los pacientes contagiados por el Covid 19, es aún precario su aporte científico de fondo.
Aflora en medio de la crisis la insuficiente inversión del Estado dirigida a la investigación, contadas excepciones, en las Universidades Nacional, Antioquia y Valle, que hacen rendir recursos propios y donaciones. Destaca el respirador artificial diseñado por ingenieros de la Universidad de Antioquia, cuya fabricación en el exterior costaría alrededor de cinco mil dólares, frente a los sesenta mil que valen los recién comprados adquiridos por el gobierno colombiano a China.
Con índices de letalidad que superan la media nacional (4.5), crece cada día el número de contagiados detectados, y con ello, el de defunciones en las ciudades de Santa Marta (9.6) y Cartagena (5.6), a pesar de ser todavía insuficientes las pruebas, por retrasos en la información y la falta de equipos disponibles.
Algunos mandatarios y lideres locales, como la alcaldesa de Bogotá, consideran que la propuesta del gobierno es un salto al vacío y un riesgo para la propagación incontrolada del Covid-19.
La industria de las confecciones que hacen maquila en las zonas francas portuarias; los pequeños negocios de fabricación de uniformes o disfraces de carnaval y las ex empleadas del otrora pujante sector textil, vienen cubriendo la falencia de tapabocas, batas con caperuzas, gorros, forros de zapatos y guantes para la seguridad del personal sanitario.
Está sufriendo retraso la escuela virtual primaria y secundaria del sector público, dada las falencias, que van desde la ausencia de equipos en casa de los estudiantes pobres, hasta la ignorancia de los docentes en la manipulación de la tecnología, situación que remarca las diferencias entre los niños y adolescentes de colegios públicos y privados.
En medio del encierro se han disparado las redes sociales fiscalizadoras de la conducta corrupta de funcionarios públicos que han despilfarrado recursos en objetos contractuales impertinentes, asignándoles un valor excesivo para favorecer contratistas de origen político, como se ha denunciado en la compra y reparto de alimentos no perecederos a sectores deprimidos.
Lo más preocupante para el país es la división política frente a la manera de minimizar los efectos de la pandemia. Desde el gobierno central proponen un escalonado retorno a la actividad laboral, empezando por la construcción y las manufacturas. Algunos mandatarios y lideres locales, como la alcaldesa de Bogotá, consideran que la propuesta del gobierno es un salto al vacío y un riesgo para la propagación incontrolada del Covid-19.
Se centra el debate, entonces, en prolongar o no la cuarentena. Priorizar o no la exigencia de los empresarios de sacar a la calle el lunes 27 de abril a cientos de miles de trabajadores de la construcción y de las manufacturas que son consideradas como las principales fuentes de empleo formal en el país. El próximo lunes miles de trabajadores se aglomeraran en las estaciones y autobuses públicos. La apertura o no del del aeropuerto internacional Eldorado es otro quebradero de cabeza. El presidente Duque considera abrirlos para los vuelos nacionales. La adopción de metodologías de medición de la propagación del virus divide a la institucionalidad del país: medir de forma exponencial o parabólica. La medición parabólico pondera favorablemente los beneficios de la cuarentena y propugna por su prolongación. Es lo que separa a Claudia López del Presidente Iván Duque.
Se esperan para los meses de mayo y junio el pico de contagiados en Colombia. Sobre la marcha se están habilitando hospitales abandonados, EPS quebradas, centros sanitarios que el Estado dejó morir, pabellones de ferias, centros deportivos y hoteles sin huéspedes. Abrir el transporte público el día lunes 27 de abril, como lo ha dispuesto el Gobierno central sometido a la presión de los gremios empresariales, avizora miles de contagiados diarios del pueblo raso. Pronto estaremos como dice la canción del Gran Combo de Puerto Rico: “No hay cama pa’ tanta gente”.