No han necesitado de ministerios y despachos de embajadores. Su embajada son las calles, plazas, escenarios, teatros. Son invitados a cumbres de carnaval en ciudades y pueblos del mundo. Francia, España, Alemania, Colombia. Con orgullo cuentan de dónde son. No se alimentan de la demagogia política. Se alimentan del sudor que sale del trabajo y el baile. No se retratan con oportunistas de ocasión. Rechazan las hipócritas palmadas en las espaldas.
Solo les interesa resaltar la cultura. La cultura vernácula de Colombia. Los valores de un país que lucha cada día por consolidar la paz. Son genuinos representantes del pueblo colombiano. Viven el drama de Colombia. El dolor del país lo mitigan con el baile, la danza y el sonido de los instrumentos. Son puro SENTIMIENTO CIMARRON.