Después del día de tempestad, una tensa cama se escurre por entre los intersticios sociales en el Chile en pandemia. Al otro lado de la línea Nawel respira profundo, y señala que en su momento el “estallido” ayudó a fortalecer el tejido social, y que las dinámicas propias de los días de revuelta llevaron a que en la cotidianidad se fueran sumando indistintamente variadas formas organizativas a la reflexión de las problemáticas actuales.
“Socio, era un mar de gente que paso a la acción. Se instalaron formas asambleístas en los territorios, organizaciones de base y personas que antes no participaban, se sumaron”. Con determinación Nawel no duda en señalar que de la misma forma que en la época de la Independencia el legendario Manuel Rodríguez mantuviera viva la llama de la emancipación; de igual manera ocurre hoy con los medios independientes y los sitios de contrainformación. “La indignación se mantiene, pero esta estrategia está empezando a llegar a un punto muerto. De lo que se trata ahora es de mantener las expectativas, el campo de la lucha no es solo material, se trata de avivar el factor subjetivo”. Nawel, no obstante, remarca que la prolongación de la crisis, el distanciamiento social y las particularidades propias de la pandemia constituyen sin lugar a dudas las causas del repliegue. El movimiento se describe como una suerte de espiral en la que el presente pandémico está asociado al reagrupamiento y la concentración de las fuerzas.
Un elemento clave para comprender la latencia del malestar social en el marco de la coyuntura política, que cada vez se hunde más en la oscuridad en medio de los bandazos y las improvisaciones, según Nawel, es que “Piñera no trata de solucionar nada sino de mantenerse en el poder”. Hace una pausa extensa como si intentara sintetizar lo que piensa a propósito de lo que ya ha señalado y remata “el trato descabellado del tema social y el manejo inadecuado de la crisis va a cocinar a la elite”.
Después del día de tempestad, una tensa cama se escurre por entre los intersticios sociales en el Chile en pandemia.
Respecto a la pregunta por el futuro cercano manifiesta: “Todos estamos esperando un próximo estallido, en este momento no hay condiciones. ¿Cuándo será? ¿Cómo será? Nadie lo sabe. Muy seguramente más intenso, hay aprendizajes en los sectores populares, pero la represión también aprendió cosas. Tal vez sea una dialéctica entre la acción directa en las calles y otras expresiones. La experiencia nos mostró que sin el caos y la acción callejera no es posible hacerse escuchar”.
En palabras de Nawel “el movimiento social no es tan fuerte como se creía”, la realidad superó todas las formas tradicionales de organización colectiva, y dio cuenta de que es otra la actitud de la persona política detrás del descontento, “hay disposición para la acción radical, no obligatoriamente comunitaria, ni organizada”. De ahí que sentencia como paso ineludible la estructuración de base para lo que vendrá, no se tratará de una organización reglada como la habitual, necesariamente se deberán reconocer todas las formas de participación por cuanto la “organización dogmática” está en lugar de sumar y de lo que se trata es de crecer y acrecentar el conocimiento para mejorar la capacidad de confrontación en todos los niveles.
“Hermano, la única forma es una salida combinada que mantenga la acción política y la movilización en la calle. El grueso de la gente identifica que el problema es del Gobierno”. El panorama se complejiza al analizar los movimientos en los círculos de poder. “No hay aliados en la clase política, ya mostraron que son unos cobardes, lo único que han querido es ponerse el foco sobre sí mismos. ¿Qué relevancia tienen? No hay oposición. La llamada oposición es un apéndice del establishment, la condición de izquierda legítima la perdieron durante el estallido, hasta el Frente Amplio perdió su legitimidad y ahora es un enfermo moribundo”.
La cotidianidad, cada vez más gravosa, continúa sucesivamente desnudando las desigualdades sociales y establece emergencia de expresiones chilenas que se pensaban parte de la historia, las ollas comunes en las poblaciones, la consigna de que solo el pueblo ayuda al pueblo toman nuevos aires y sentidos. “Ahora se trata de mantenerse sano y saludable, entretanto tener paciencia y esperar. Más temprano dejaremos de estar atrapados y regresaremos para que quede la cagá”.
Se trata entonces de una etapa de apresto para un nuevo despliegue de fuerza en el que tallará la baraja el mantenimiento del apoyo trasversal a las demandas, el contexto internacional y la realización del proceso constituyente postergado que, la derecha de manera insistente, pretende desmontar. Según Nawel “van a hacer lo imposible por cancelar el plebiscito y mantener las elecciones locales con los milicos en la calle mientras seguirán intentando reversar las luchas”.
Así las cosas, “hay que demostrarles a los fanáticos neoliberales que ya no la llevan, y el prólogo es cambiar la actual Constitución Política, esa es la clave”.
Por lo pronto lo que se está en juego es la medición de fuerzas entre dos bloques. Por un lado están las élites enquistadas en el poder y sus herederos y del otro lado está la llamada clase media y los sectores populares. Es una lucha que se libra en el plano cultural y en el campo de las ideas.