Por Beatriz Ramírez y Tierra Martínez
Coordinadoras del Instituto de Permacultura Ná Lú’um.
Hoy en día nos han vendido el concepto de libertad, basado en el consumismo. Yo compro y tengo lo que quiero, pero es una mentira. Los medios de comunicación y los gobiernos manipulan a su antojo toda la información para sacar beneficio, mientras que los individuos no se dan cuenta del grado de manipulación y de la falta de libertad para decidir. Hoy en día casi todo lo que vivimos y consumimos es impuesto por un sistema neoliberal que lo único que quiere es que los humanos pierdan su autonomía, manteniéndonos dormidos.
Este es un momento histórico en la humanidad que a muchos nos ha dado la posibilidad de replantearnos toda nuestra vida, para cuestionarnos si en verdad hemos sido felices y de qué forma podría cambiar esto. Nos hemos dado cuenta de todas las mentiras y manipulaciones, y queremos dejar de ser manipulados y ser en verdad soberanos de nuestra propia vida.
Somos la generación de la tecnología. Todo está a nuestro alcance, es muy fácil acceder a la información, comunicarnos es rapidísimo, pero te has preguntado ¿en verdad eres libre de pensar por ti mismo y de escoger la información que tú quieres?
Miedo a la escasez, miedo a la muerte, miedo a que no nos quieran, miedo, miedo, miedo, miedo. Eso nos ha paralizado y por consiguiente nos entra la tristeza, depresión y la desvalorización de nosotros mismos.
Existe algo que se llama ingeniería social y viene de la mano de la psicología social, dos conceptos que se unen para manipular las masas. Se estudia minuciosamente los comportamientos humanos y de qué forma se puede manipular sin que se den cuenta. Los medios de comunicación masivos son uno de los aliados para este concepto. Pero si lo supiéramos usar para el bien común podríamos tener un mundo maravilloso. Estas herramientas no son malas, lo malo es la forma en que han sido utilizadas desde tiempos muy lejanos.
¿Cómo regenerar nuestra autonomía y nuestra soberanía humana? Primero, hemos perdido la capacidad de entender y de poner en práctica valores humanos que nos motiven al respeto mutuo y la desvalorización de la naturaleza como nuestra maestra y la que nos proporciona todo cuanto nos da la vida. Segundo, entender que nosotros somos naturaleza y por ende necesitamos actuar en plena armonía con ella. Tercero, el neoliberalismo nos llevó a pensar que somos más poderosos que la naturaleza y por ello somos dueños de ella y tenemos el derecho de hacer con ella lo que queramos sin ningún respeto. Esto es un patrón de la sociedad actual, la falta de respeto a los demás, siempre y cuando yo logre lo que quiero, más alejado de la libertad que nos vendieron, somos esclavos de nuestros propios miedos.
Miedo a la escasez, miedo a la muerte, miedo a que no nos quieran, miedo, miedo, miedo, miedo. Eso nos ha paralizado y por consiguiente nos entra la tristeza, depresión y la desvalorización de nosotros mismos.
Lo primero que necesito reconocer, cuando en verdad quiero liberarme, es que necesito entenderme, amarme tal como soy, reconocer mi luz y mi sombra y saber qué me gustaría hacer en mi vida. Cuál es mi pasión y como me gustaría realizarla, preguntarme cómo he llevado mis relaciones con la sociedad y con la naturaleza, conmigo mismo.
Necesito regenerar mi capacidad de pensamiento crítico, dejar de creer las cosas como me las dicen, atreverme a cuestionarme y cuestionar, con el mayor respeto, pero entender e investigar qué pasa. Hoy creemos en todo lo que nos dice la televisión e Internet, aunque sabemos que mucho es mentira; manipulado para generar en nuestras emociones un desequilibrio emocional que no nos deje avanzar, por eso es necesario que recuperemos las ganas de investigar y de aprender, para liberarnos.
El aprender a decidir cómo quiero vivir, cómo quiero comer, cómo me quiero vestir, dónde quiero vivir, cómo me comporto con los demás según mis valores y el respeto por los demás.
Es necesario que este momento histórico lo tomemos como un regalo del universo para resetear nuestras vidas, darle un nuevo rumbo y tratar de reconocernos a todos como parte de algo más grande. Entender que no hay buenos ni malos, solo diferentes. Entender que si sabemos reconocer las diferencias de los demás, seremos más fuertes como especie.
La naturaleza nos enseña que la diversidad fortalece al sistema pero para esto primero necesitamos reconocernos como seres diversos que aman y respetan la diversidad. Debemos aprender a cómo usar de forma más armónica las capacidades diferentes de las personas por un bien común, y es así como en verdad ningún gobierno nos volverá a faltar al respeto. Porque la culpa no es del gobierno sino de nosotros que aun sabiendo que somos muchos, no confiamos en que juntos podemos ser soberanos de nosotros mismos, autogobernarnos de forma consiente y respetuosa, sabiendo que lo que hacemos afecta o beneficia a otros y a la naturaleza.
Ser soberanos es autorregularse, en el alimento, en los pensamientos, en la palabra, y en las acciones. Es saber gestionar nuestros tiempos para que no entremos en estrés, saber vivir de forma más consiente para no afectar a otro y tener disciplina. Pero lo más importante es amar la vida, a nosotros mismos y a los demás, incluyendo a la naturaleza como parte de la vida.
Responsabilizarme plenamente de mi vida, generando relaciones armónicas y empáticas con los demás, sabiendo que nadie podrá imponerme nada que yo no quiera. El cambio está en cada uno, para poder generar trabajos en común-unidad.
Gracias, y atrévete a ser soberano de tu propia vida y genera relaciones sanas y vivas.
Eso te llevara a ser verdaderamente libre.