En el sueño soy otro que se parece a mí.
Este que ves ahora, no se parece a nadie
Jorge Bocanegra, Premio casa de la Américas en 1976
Escribir sobre el Festival Internacional de Poesía de Medellín es una tarea que me honra y al mismo tiempo me hace temblar las manos; eleva mis ojos perdidos a través de la ventana al ocaso, en el que, como preámbulo de la noche, le llega una señal de alerta porque comienzan los diálogos entre poetas que han sido invitados en diversas ocasiones al FIPM. Escribir en medio de la pandemia es el tema que articula los diálogos sobre el sentido de la poesía para la sociedad, “una batalla entre el deseo de decir y la imposibilidad, lo que queda escrito es el poder de ese deseo” dice Andrea Cote en su diálogo y afirma con certeza: “la escritura es como una máquina que se enciende afirma, y aquí la deriva…”.
La deriva es un sueño, el sueño poético en el que caben todos los hijos de la tierra cubiertos bajo un mismo techo. Poesía hecha fuego. Poetas herederos del fuego que Prometeo robó a los dioses para entregarlo a los humanos. Cientos de poetas y poetisas de 103 países, convocadas durante 70 días. Una gran comunión alrededor de la poesía entre los meses de agosto, septiembre y octubre de 2020.
Desde hace años persigo ese hilo de aromas que destila Medellín. Cientos de juglares han pasado por el festival. Uno de ellos llegó desde las aguas congeladas del Wansee, Berlín, junto a la tumba de Kleist y la casa donde se decidió “La cuestión judía”. Un editor polaco recordaba a Medellín como un lugar en el mundo, metido entre las montañas, donde los poetas son admirados y escuchados como si fuesen estrellas de rock. Recuerdo al bardo rumano Paul Celan y su antología poética que alude al terrible drama de la desaparición forzada. Así empezó mi sueño poético, visitando el festival de Medellín.
“La poesía, imprescindible en tiempos de pandemia y de crisis humanitaria”, escribí en una de las redes sociales para agradecer al Festival su labor por mantenernos unidos con el resto del planeta, mientras el poder económico y político nos quiere fragmentados.
Toma tu tiempo y vive la poesía. La metáfora en la tierra conmovida.
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