Huem Otero Garcia nació en Bogotá, Colombia. En 1994 -Huem tenía diez años- su familia emigró a Viena. En la otrora capital imperial comenzó sus estudios. A los dieciséis años se interesó por las causas políticas y desde entonces ha combinado sus estudios con el activismo. En la universidad hizo parte del sindicato estudiantil y se vinculó al movimiento ambientalista. Cuando se inició el proceso de paz en Colombia se juntó con la diáspora de su país para apoyarlo. Desde el pasado 11 de octubre es concejal de Viena en representación de Los Verdes (Die Grünen), luego de haber conseguido una formidable votación. EL COMEJÉN se interesó por su historia y logró entrevistarla.
¿Cómo y con qué programa fuiste elegida al concejo de Viena?
El Partido Verde elige sus candidatas y candidatos en una asamblea en la que todos los miembros tienen derecho al voto. Es un proceso de base. Estas elecciones internas de la lista se llevaron a cabo en febrero de este año. Yo me lancé con los temas de protección del medio ambiente, crisis climática y transporte. Mi mensaje siempre fue que la crisis ambiental es una crisis social y que políticas ambientales por ende son políticas sociales. Las personas que van a sufrir más los efectos del cambio climático son personas de bajos recursos. Esto se puede ver a nivel local y a nivel global.
¿Quiénes son las personas que no tienen un jardín, una terraza o aire acondicionado? Viena se va a calentar por más de siete grados; como comuna tenemos que adaptarnos para proteger la salud de todos los habitantes de la ciudad. Esto implica una “jardinización” de la ciudad, con una plantación masiva de árboles y de fachadas verdes. Por otro lado, tenemos que ver quiénes son las personas que contaminan más el medio ambiente y emiten más CO2. En Viena el transporte y la calefacción son los mayores emisores de CO2. Aunque el transporte público en esta ciudad es de los mejores del mundo, aún tenemos una gran parte de personas que utilizan el carro, sobre todo para entrar a trabajar a la ciudad. Para esto necesitamos una transformación de la movilidad y por tanto del espacio público. Menos espacio para parquear y más para peatones, ciclistas y árboles.
El 11 de octubre quedé elegida concejal por el Partido Verde. Lastimosamente el Partido Socialdemócrata decidió no continuar la coalición con nosotros, sino empezar negociaciones con NEOS (Das Neue Österreich und Liberales Forum), un partido liberal que obtuvo un porcentaje mucho menor al de nosotros y por tanto es un socio más débil para gobernar.
¿Cómo se explica el auge de la extrema derecha en Austria?
En este momento la extrema derecha se ve derrotada en Austria por diversos escándalos de corrupción y la división del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). Lo que podemos observar es que el Partido Demócrata Cristiano (ÖVP) ha adoptado la retórica xenófoba y el discurso se ha movido cada vez más hacia la derecha. Por ahora estamos muy contentos de que el FPÖ en Viena perdió veintiséis curules y se ve disminuido al tamaño de ocho curules en el Concejo que en su totalidad tiene cien concejales. Esta derrota significa la pérdida de grandes recursos para el partido y un grande debilitamiento. Muchos votantes del FPÖ se convirtieron en abstencionistas, pero una gran parte votó ÖVP. Esto nos muestra una vez más el peligro de permitir que la retórica de la extrema derecha llegue a la mitad de la sociedad. Ahora las políticas del FPÖ las hace el ÖVP.
¿Cómo ha llevado la sociedad austriaca los efectos de la pandemia?
En Austria se ha invertido mucho dinero en la prevención del desempleo. Tenemos un sistema de reducción de trabajo: El Estado da un subsidio a las empresarias quienes se comprometen a no despedir a empleados. Los empleados trabajan máximo el 80 % y reciben el 90 % de su sueldo. Por otro lado, Viena es conocida como la ciudad de la música y desde el martes estamos en un nuevo confinamiento que ha llevado a la vida cultural a congelarse. Para este segundo confinamiento el Gobierno va a otorgar una ayuda que equivale al 80 % de las ventas de noviembre del año pasado a restaurantes, bares, teatros etc. Un gran problema significó el cierre de escuelas y jardines infantiles en marzo. Aquí pudimos ver una vez más la doble carga que llevan las mujeres en la sociedad.
También vimos las diferencias de clase: muchos estudiantes no tenían ordenadores para atender a clases en línea y sus padres no podían ayudarles con las tareas. Para este confinamiento en noviembre solamente se cerraron las escuelas a partir de grados superiores para desgravar la situación de las familias. Una gran mayoría de la población está de acuerdo con el segundo confinamiento, pero ya todo el mundo está cansado de la situación. Con este confinamiento el Gobierno espera recuperar el control sobre las infecciones y sobre todo salir de la lista roja de países para visitar. La economía de Austria es muy dependiente del turismo, sobre todo del turismo de invierno.
Viena es una ciudad tranquila y abierta. ¿Qué va a pasar luego del atentado del pasado 2-N ?
Tenemos que mantener el diálogo y explicarle a la población que el yihadismo no se diferencia de la extrema derecha. Son hermanos ideológicos hijos del fascismo y se necesitan el uno al otro. Lo que pretenden con estos actos es que haya un rechazo a la comunidad musulmana para así dividirnos más y poder reclutar más jóvenes. Es una trampa y un circulo vicioso que tenemos que romper. Nuestra respuesta como sociedad tiene que ser muy clara: no podemos permitir dejarnos dividir. A los actos cobardes de terror les responderemos con más democracia y más cohesión. Un lindo acto simbólico fue una misa de todas las congregaciones religiosas en la catedral.
Tu eres una hija de la migración. ¿Cuál es tu radiografía sobre la migración en Austria?
En este momento yo veo la migración como consecuencia del colonialismo. Hasta el día de hoy en Europa vivimos un estilo de vida imperialista. En esa tradición nos hemos acostumbrado a colonizar tierras para compensar la destrucción del medio ambiente. Aún el día de hoy ocupamos tierras en otros continentes para satisfacer nuestras necesidades. Un buen ejemplo es la producción de soya en el Amazonas para la explotación intensiva de animales y la producción de carne y leche en Europa. Por otro lado, exportamos productos agrícolas a África y arruinamos mercados locales con nuestros productos subvencionados y de procedencia no ecológica. Es un comercio triangular de la modernidad. Comprender y romper estas relaciones tiene que ser nuestra tarea. Con la destrucción del medio ambiente y el cambio climático estamos forzando a millones de personas a migrar y dejar sus hogares. Sabemos que va a haber millones de refugiados climáticos y por eso nuestra responsabilidad es mitigar el cambio climático. Aquí veo un rol muy importante de las comunas que con sus políticas de planeación tienen grandes herramientas para una transformación de la movilidad y la economía.