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En tierras del aguador

Un faro se enciende en noches de ayuno.

Faro

Faro. Imagen de steven underhill en Pixabay

En un acto cómplice,

mi dedo pulgar y mi dedo índice,

sin presión alguna, 

se juntaron.

Con el discernimiento propio de los amantes,

la última falange del mal llamado gordo 

inició el camino del círculo

sobre la yema del señalador.

Ante la ausencia de una enciclopedia de gestos

por país,

por región, 

por comunidad o 

por edad,

mi boca hizo de trajinante de significados,

mi boca indicó, 

acompañándose de mis ojos y de mi cabeza,

la tierra hoyada que nos legó el aguador.

Soy capaz de reconocer mi ignorancia,

cuando echo,

en un artificio de variables,

las migas de pan que sobran.

Pero,

no, 

mis intenciones.

Soy capaz de reconocer mi ignorancia,

cuando intento otorgarle valores absolutos

al algoritmo que nos separa.

Pero,

no,

mis intenciones.

Si bien Dracón nos condenó a muerte,

la errancia nos mantuvo vivos. 

Vengo de una familia enraizada y temeraria

albergo, en mí, 

un estigmatizado y 

selecto grupo de vicisitudes;

y sé que cuando surcan, 

cultural y físicamente, 

como una más, 

los espacios sin vino de tu mar helado,

un faro se enciende 

en noches de ayuno.

Bogotá, Colombia. Poeta y literato. Autor del libro La Isla Redentora. Invitado a la edición No. 34 de La Revista Atlántica de Poesía en el centenario del poeta catalán Màrius Torres. Ha participado en recitales poéticos en Casa América de Madrid, Casa de la Cultura de Tenjo y en el Festival PoemaRio de Barranquilla. Fue Vicecónsul de Colombia en Barcelona, encargado de los asuntos sociales y culturales.

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