“El estruendo de las detonaciones. Gaitán que da un paso atrás y se cubre la cara con las manos. Cae. El hilo de sangre que empieza a correr bajo su cabeza. Lo alzan para meterlo a un taxi. Se oyen sus quejidos sordos. Se presiente, en la amargura de su boca, el desfallecimiento. La mancha de sangre que queda en el andén. Los pañuelos espontáneos que son acercados y empapados. La avenida Jiménez en vilo; el centro de la ciudad en vilo. Horas más tarde, un pueblo y una nación entera en conmoción. ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitancito! El eco cruel. Los gritos. El dolor en el pecho y en las sienes. La gente en movimiento. Empezaba la tarde feroz del 9 de abril de 1948.”
El párrafo anterior corresponde al preámbulo de El Bogotazo: memoria y olvido, la extraordinaria obra del escritor Arturo Álape. Ningún hecho ha marcado tanto la historia republicana de Colombia como el asesinato a mansalva del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán. El crimen desató una serie de acontecimientos políticos, sociales, militares, económicos y sicológicos que aún perduran. La plutocracia, como llamaba Gaitán al sistema de las oligarquías, no se ha agrietado desde entonces. Un puñado de familias, como en las sociedades dinásticas, ha controlado la política del país. Una política mentirosa e hipócrita al servicio de una élite capitalista, fría y calculadora, que exprime a millones de colombianos y colombianas. Una política que ha empleado métodos gansteriles para eliminar a la oposición legal.
Gaitán fue asesinado por sus ideas. Unas ideas que gravitaban alrededor del pueblo. Para el gaitanismo la clase trabajadora era el sujeto político principal. Concebía al liberalismo como una fuerza transformadora, desvinculada del nepotismo y el clientelismo. “El negro Gaitán”, como lo llamaba peyorativamente la oligarquía bogotana, consideraba que el sistema plutocrático de Colombia era “inhumano, cruel y atroz”. Un sistema que, 73 años después, sigue igual: explotando y asesinando.
El crimen de Jorge Eliecer Gaitán quedó en la impunidad. Nunca se supo quiénes fueron las personas que manipularon al asesino. Otros líderes y lideresas recogieron las ideas de Gaitán, pero corrieron la misma suerte. El sistema oligárquico de Colombia se ha cargado a cientos de luchadores y luchadoras que se han atrevido a desafiarlo. La violencia y la impunidad son las marcas del sistema oligárquico.
El equipo editorial de EL COMEJÉN considera que las ideas de Jorge Eliécer están vigentes. La actual situación de Colombia se podría resumir en una frase célebre pronunciada en el Teatro Municipal de Bogotá durante la campaña electoral de 1946: “la economía de los menos está por encima de la vida de los más”.
Colombia está en modo electoral. El próximo año habrá nuevo gobierno. “Gaitán sí, otro no”, coreaba el pueblo en 1946 en el Teatro Municipal. Para el 2022 sería bueno que la mayoría del país expresara con su voto: las ideas de Gaitán sí, otras no.
Amiga y amigo lector te invitamos a oír a Jorge Eliecer Gaitán a viva voz en nuestro podcast:
También puedes ver el documental Gaitán sí, otro no, dirigido por su nieta María Valencia Gaitán: