Entre la agitación, la fiesta, los gases lacrimógenos, la indignación, los gritos, la beligerancia, la algarabía, los disparos, el humo, las carreras, las barricadas, los trasnochos…Carlos Peña, activista caleño y profesor de ciencias sociales, hizo una breve pausa para responder las preguntas que le hizo EL COMEJÉN. Esto le preguntamos. Esto nos respondió.
¿Qué diferencia estas protestas de las anteriores? ¿Es más de lo mismo?
En esta primera pregunta es importante destacar las siguientes características:
1. Su capacidad de convocatoria, es decir, trascendió a la ciudadanía no organizada, que libre y espontáneamente salió de manera multitudinaria y contundente.
2. Su carácter urbano, pues a lo largo y ancho de las ciudades desde cada barrio la ciudadanía se apropió y resignificó sus lugares estratégicos. Situación que se ejemplifica con creces en Cali y su zona metropolitana donde se adelantaron más de 15 puntos de bloqueo, que desembocaron en un cese real de actividades, luego, alteró la perturbadora cotidianidad. Y en donde, por supuesto, el oriente de la capital vallecaucana jugó un rol destacado con las concentraciones en Puerto Resistencia, que es ejemplo de dignidad nacional.
3. Su temporalidad. Toda vez que sobrepasó los tradicionales llamados a plantones y marchas de un día. Aquí ocurrió todo lo contrario, con el transcurrir de los días se fortalecieron y organizaron diferentes puntos.
¿Es una protesta juvenil, popular, interclasista?
Una protesta que contó con un protagonismo evidentemente juvenil y popular, que convocó y contagió a amplios sectores de la sociedad y logró evidenciar la inconformidad y el descontento, principalmente, en zonas de ingresos bajos y medios. Además, del acompañamiento y apoyo irrestricto de personas de la tercera edad.
¿Es una protesta apolítica? ¿Contra los políticos?
Una protesta eminentemente política que por fortuna identificó y señaló sin titubeos a sus principales responsables. De ahí la indeclinable demanda de solicitar en un inicio el retiro de la reforma tributaria presentada por el Gobierno Duque y la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Y que en estos momentos trascendió al ministro de Defensa, Molano, y al comandante Zapateiro.
¿Hacia dónde va todo esto? ¿Qué va a pasar?
Esto irá hacia donde la gente determine que vaya, tenemos toda una historia de desigualdad, exclusión, corrupción y violencia que no nos ha permitido avanzar. Es necesario que esta indignación se traduzca en organización popular y más temprano que tarde llegue a las urnas y podamos ser gobierno. Esto resulta inédito e histórico, lxs jóvenes le estamos diciendo con convicción al país que no queremos más de lo mismo y que escribiremos otra historia para Colombia donde la justicia social, la paz y la dignidad sean elementos de primer orden.