Parece una película. Parece una ficción que este festival solo cumpla tres años y hayamos vivido tantas cosas. Lo lanzamos en 2019 casi como un experimento. Teníamos la intuición, basada en un trabajo audiovisual comunitario en diferentes barrios de Barcelona, de que las personas mayores reclamaban un espacio de encuentro y reflexión con el séptimo arte como hilo conductor. Muchas de estas personas exigían una mirada distinta sobre sus realidades. Una mirada alejada de los estereotipos y prejuicios clásicos que las nombraban como antiguas, aburridas, reprimidas, amargadas, sin motivación por el aprendizaje o la participación social. Algo así como post-ciudadanos, siempre miembros de una sociedad en la que generaban más gasto social que ingresos.
En aquel verano de 2019 los Cines Girona se llenaron de cabezas blancas (y no tan blancas) para, frente a una pantalla grande, hablar de feminismo, de personas mayores LGTBI+, de ser mayor en distintas culturas, de relaciones intergeneracionales potentes. Aquel primer festival nos dejó claro que no estábamos locos, que la gente mayor de Barcelona tenía capacidades infinitas para debatir, reflexionar, aprender, aportar… y que las imágenes en movimiento eran una excusa perfecta para la construcción de nuevos imaginarios sobre el fantástico hecho de envejecer.
Menos de un año después, la película se volvió de terror. Con las salas de cine cerradas y grandes ciudades del mundo vaciadas como si de un apocalipsis se tratara, las personas mayores aparecían cada día en los medios de comunicación del mundo como seres vulnerables. De repente, se convirtieron en una cifra. Un número sin nombre ni historia apartado de todos en una sala de hospital o en una funeraria. Con suerte, la tele las mostraba asomadas a las ventanas de sus casas, con poco que decir.
Nos tocará ser abuelos para contarle a nuestros nietos que a pesar del Covid hicimos una inauguración con medidas extremas de bioseguridad y subimos películas a una plataforma digital. Lo que les parecerá muy simple, el año pasado fue revolucionario. De repente, señoras octogenarias estaban conectadas por videollamadas para debatir sobre cine y, sobre todo, para insistir en el hecho de que la salud mental es tan importante como la física. Así fue como ratificamos que poner a las personas en el centro implica cuidarlas con más y mejores espacios de diálogo, encuentro y libertad.
En el Caribe de Colombia, donde de casualidad nací, llamamos carreta, cuento, embuste, paja o cháchara a las historias que exageramos… y que son muchas. Pues parece carreta que un año más tarde la ciencia haya creado una vacuna y todas las personas mayores de esta ciudad estén vacunadas. Parece embuste, una farsa, pero es tan real como el documental que cerrará la 3ª edición de La GRAN pantalla, el Festival Internacional de Cine de las Personas Mayores de Barcelona, una vacuna contra la indiferencia, la soledad no deseada y el edadismo.
¡Nos vemos en el Cine! del 1 al 4 de julio en los Girona y del 1 al 10 de julio a través de Filmin. Además de diálogos, debates y mucho más en nuestra página web.