Adiós a “Die Mutti”, que quiere decir “la mami”, la forma más cariñosa para referirse en alemán a la madre o matriarca de un hogar. Así es conocida la canciller Angela Merkel, “Di Mutti Merkel”. Tras 16 años en el poder, la gran lideresa alemana y europea deja la jefatura del gobierno de la primera potencia europea y el país entra en una etapa de alta incertidumbre. Merkel, criada en la desaparecida RDA, ha mantenido durante todo su largo mandato un perfil muy frío, científico y de tecnócrata. La canciller sigue levantando muchas pasiones, tanto de admiración como de rechazo dentro y fuera de Alemania. Merkel ha sido la cara visible de la potencia económica alemana tras la reunificación del país.
La política se ha mantenido firme con el cordón sanitario contra la extrema derecha (AFD) y con la locomotora económica que representa el país. Pero también ha sido la cara más dura y fría de las políticas de austeridad y las políticas monetarias del euro que han empobrecido y recortado el estado de bienestar a los países del sur de Europa. Uno de los podcasts en castellano más interesantes se llama “El fin de la era Merkel”, para entender un poco el papel de su legado y el momento en el que entra la potencia germana. Este domingo 26 de septiembre, los alemanes y alemanas están llamados a elegir el o la nueva canciller, el parlamento (Bundestag) pero también a elegir el gobierno de la ciudad Estado de Berlín (Senat), los alcaldes de distrito (Bezirk) y un referéndum sobre la expropiación de viviendas a grandes empresas. Un súper domingo electoral.
El sistema parlamentario alemán es bicameral, territorial y nacional (Bundestag) aunque a diferencia, por ejemplo, con España, aquí también se elige al presidente. Una mezcla entre el sistema presidencialista y parlamentario. Hay dos votos para formar el Parlamento alemán: por un lado, los votos por distritos (se elige a personas) y, por otro lado, los votos a partidos o listas (proporcionalidad para repartirse las curules en el parlamento). El mínimo para entrar está en el 5%. La cámara de Berlín o Senat también es de doble voto, ya que es una ciudad Estado y sería como una comunidad autónoma en España.
El SPD (socialdemócratas) va liderando las encuestas, como muchas ocasiones, y ronda el 25% de intención del voto. Ahora bien, hay que esperar, como siempre, a los resultados para ver si logra convencer y demostrar que no siempre está bajo el amparo y servicio de la derecha CDU-CSU (democristianos). En estas elecciones, solo pueden votar los alemanes de nacionalidad. Sin embargo, en las municipales (alcaldes de distritos -Bezirk- de Berlín) podemos votar los ciudadanos con nacionalidad europea. Aquí entran los partidos que superan el 3% de votos. Por eso es importante la participación.
Este domingo también se vota el referéndum de expropiación. Esta es quizás una de las elecciones más esperadas en la ciudad ya que afecta directamente a uno de los graves problemas de la capital: la vivienda. La votación, sacada adelante por Deutsche Wohnen & Co enteignen, decidirá si se está o no de acuerdo con la expropiación a las grandes inmobiliarias. La recuperación pública de las viviendas en manos de los especuladores saldría adelante con más síes que noes, teniendo en cuenta que debe haber una participación mínima de entre el 25 y 30%. En ese caso, la remunicipalización en Berlín sería de 240.000 viviendas y esto sería un mensaje para toda Europa de cara al problema tan grave que se vive en todas las grandes ciudades.
Las encuestan dicen que puede salir el sí, aunque está muy igualado. Sin embargo, los organizadores confían en que hay muchas posibilidades porque coinciden con las elecciones generales y las elecciones de Berlín. Luego debe salir una ley y encajar en el juego del reparto de los partidos en el Senat de Berlín. Por esta razón, desde la campaña, se anima a los residentes de Berlín sin nacionalidad alemana, pero con pasaporte europeo a votar en las municipales por los partidos, como Die Linke(La izquierda), que están a favor de la expropiación. Las juventudes del SPD y Die Grünen (verdes) apoyan el referéndum, pero los partidos lo hacen a medias tintas. De esta forma, la voz de quienes pagan impuestos y viven en la ciudad sería oída, ya que también en el referéndum solo pueden votar los alemanes y alemanas de nacionalidad.
Con todo, votar en las municipales, en los doce distritos de Berlín, también es importante porque son las políticas y las administraciones más cercanas a la gente. Son en estos ayuntamientos de distrito donde se deciden aspectos del día a día, desde los carriles bici, los temas burocráticos básicos hasta donde se construyen más viviendas. Somos alrededor de 270.000 personas, “no alemanas”, que tenemos el derecho al voto en los Bezirk. Sólo se debe tener más de 16 años, nacionalidad europea y más de tres meses con Anmeldung – empadronados- en la ciudad. Así lo explican en la radio alemana en castellano.
Las elecciones generales que tiene en vilo a toda Europa
Angela Merkel se va con una popularidad casi intacta después de 16 años en el gobierno. La incertidumbre es muy grande y el perfil de su sucesor, el “centrista” democristiano, Armin Laschet, no ha remontado en las encuestas. Quien lleva la delantera es el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, que hace meses no se esperaba tener la oportunidad, según dicen las encuestas, de llegar a liderar la Cancillería. Scholz empezó con un tercer puesto en intención de voto (15%), por detrás de los verdes y actualmente lidera casi todos los sondeos (alrededor del 25%). Se le ha dado a este candidato una imagen de continuador de Merkel, ya que fue su ministro de Finanzas y es el candidato y hombre de Estado para estas elecciones. Este perfil demuestra que el SPD está lejos de la imagen socialdemócrata clásica, no ya de su etapa histórica con Rosa Luxemburgo, sino de una alternativa diferencial a la derecha alemana, cuando es visto como el sucesor de la histórica canciller.
Die Grünen (verdes) crecen, pero con la cortina de humo que genera la etiqueta verde en toda Europa. El mismo aliado de la derecha alemana, el ex ministro del PP Jose Manuel Garcia-Margallo reconoció el crecimiento del SPD en el programa “Hora 25” de la Ser. En el mismo espacio, dirigido por Aimar Bretos, la ex vicepresidenta socialista, Carme Calvo, dijo que “el origen del Partido Verde alemán es totalmente aristocrático”. Margallo describió su colaboración estrecha con líderes verdes alemanes y añadió que “salvo el ideario ecológico, el cual también hay coincidencias, es igual que yo y lejos de lo que defiende Pablo Iglesias (Unidas Podemos)”. Esto demuestra lo que realmente es Die Grünen, pese a la imagen de progresista que intenta dar en el resto de Europa. Los verdes alemanes tienen bastante fuerza en este país y a ello ha ayudado también el debate del cambio climático en los últimos años. El partido ha intentado hacer una renovación de caras y recogen mucho voto joven, pero con todo, no dejan de plantear parches estéticos ecologistas y no cuestionan ni una coma del modelo económico que contamina y destruye el planeta. Tanto es así que uno de sus grandes líderes, Winfried Kretschmann, es aliado de la patronal automovilística alemana, donde gobierna, según explica el político español en la tertulia de radio. Esto viene siendo, en dos palabras, el capitalismo verde.
Los augurios para la Die Linke tampoco son los más halagüeños, cuando algunas encuestas dicen que bajan en votos. El panorama es tan insólito y la incertidumbre es tan alta que nadie sabe lo que pueda suceder con la marcha de “Die Mutti Merkel”. El sueño de los dos grandes partidos es un sistema bipartidista que no se dará. Las posibles coaliciones, repetidas en las tertulias políticas es que, si la CDU queda por debajo pero cerca del SPD, optarán por un pacto con los liberales y los verdes. Pero si el partido de Merkel queda a más de dos puntos por debajo, la opción sería con el mismo SPD además de liberales y verdes. La opción nunca es con la izquierda, ya que plantea transformaciones algo más profundas.
Alemania es un país donde el 10% de la población posee el 60% de la riqueza. La sociedad alemana me recuerda a la sociedad española de antes del 2008 (año de la crisis financiera), donde existen partidos que gobiernan (en diferentes combinaciones) pero ninguno ataca el crecimiento de problemas estructurales como precariedad, el acceso a la vivienda o la desigualdad. Aún así, hay varias voces y sectores medianamente progresistas o modernos que hablan de que hay una mayoría para formar la coalición “Rojo, Rojo, Verde”, como se dice en Alemania. Sin embargo, los verdes quieren la “coalición semáforo”: socialdemócratas, liberales y verdes.
La extrema derecha y el cordón sanitario
Se ha mantenido este bloqueo contra AFD, aunque una vez se rompió en las elecciones de Turingia por parte de la Unión Democristiana. Tal hecho generó grandes críticas y tuvo que intervenir la misma Merkel. Así, el fugaz presidente de ese Estado, Thomas Kemmerich del Partido Democrático Libre (FDP), fue desacreditado y obligado a dejar el gobierno. El frente del cordón sanitario es muy amplio y a diferencia de España, por ejemplo, aquí la Iglesia se manifiesta contra la extrema derecha (definitivamente en eso no se parece al país latino). Decía Pablo Iglesias de Unidas Podemos, en la tertulia de La Ser, que “Vox es peor que AFD, porque la extrema derecha española sí reivindica la dictadura”, refiriéndose al régimen fascista de Franco y a la situación en España.
El domingo veremos si ha evolucionado algo este país tras los 16 años de la era Merkel, veremos si Alemania deja de votar como un país dividido y como si aún existiese un muro. Sin duda esta división es un reflejo de lo mal que hicieron muchas cosas en la reunificación, al imponerse una Alemania sobre la otra. El feudo de la extrema derecha son los estados del este, pero también lo son para la izquierda, Die Linke. Esto, a grandes rasgos, tiene que ver con la destrucción de la economía del antiguo país RDA, donde sí se fomentaba mucho la imagen de la nación y el Estado protector.
Pese a que hubo una “desnazificación” muy fuerte en el antiguo país socialista, por simplificarlo, el partido AFD crece por la crisis que asoló estos estados y donde se destruyó toda la industria y el sistema público que garantizaba el trabajo, la vivienda y la seguridad a la gente. A esto, la sensación de abandono y el desencanto político, el aumento del euroescepticismo y los llamados a soluciones facilistas y racistas (especialmente contra los musulmanes) fueron calando en amplios sectores de la población alemana del Este que votan a la extrema derecha. En mejor detalle lo explica este interesante artículo de un militante antifascista español en Berlín. Este domingo podremos leer y ver cómo empieza una nueva etapa para Alemania y para Europa, con Angela Merkel fuera del escenario político. La canciller se va tras una gestión potente tras la pandemia, pero con problemas con la vacunación por el fuerte movimiento negacionista que azota la potencia europea. También queda pendiente la digitalización del país, que cuenta con una “banda ancha” similar a la de Andalucía en España. Una creciente precariedad, desigualdad y una especulación que limita el derecho a la vivienda. Con todo, para lo bueno y para lo malo, el papel de Angela Merkel marcará un antes y un después para Alemania y Europa.