La derecha y la ultraderecha en Ecuador no es una amenaza, es un hecho. Se trata de una realidad porque, desde la llegada al poder de Guillermo Lasso, los grupos conservadores del país son los que mejor se han posicionado. En el Gobierno de Lenin Moreno también estos sectores tuvieron cabida en los debates sociales más relevantes. Entonces, no es de sorprenderse que el actual Ejecutivo se esté relacionando dentro y fuera del país con los grupos más reaccionarios, tales como el partido político español Vox.
En su reciente visita al país español, el presidente Lasso fue cuestionado por haber, supuestamente, firmado la Carta de Madrid. Su equipo de comunicación lo desmintió rápidamente, no obstante, quedó registrado en un video el momento en el que Guillermo Lasso aseguraba su participación a Santiago Abascal, presidente de Vox y líder la Fundación Disenso desde la cual se abandera la Carta. Si bien su firma aún no se refleja en la página oficial de la Fundación Disenso, el discurso de Lasso es suficiente para asegurar que está debidamente alineado. La firma será un mero acto simbólico, quizá innecesario, porque sus actos y discursos son más que suficientes.
La Carta de Madrid es un manifiesto de defensa de la libertad y la democracia en la zona iberoamericana. Una defensa que debe ser inminente frente a los regímenes totalitarios comunistas y socialistas que aún se encuentran organizados en la región a través de iniciativas tales como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. En este documento se entiende a la “Iberosfera” como una comunidad cultural e histórica (entre España y las antiguas colonias) integrada por naciones libres y soberanas que cuentan con un gran potencial económico y geopolítico; potencial que debe protegerse de los regímenes comunistas y socialistas. El fin último es impedir que las agendas de la izquierda progresista del siglo XXI se impongan. Para ello, resulta necesario crear una agenda propia, en este caso, reaccionaria y conservadora.
En Ecuador resulta complejo hacer una lectura crítica de esta coyuntura política y geopolítica porque los criterios que identifican a Vox en España no se cumplen de manera evidente en la política ecuatoriana, aun así, son posturas claramente cercanas. Una revisión a los postulados de Vox deja en evidencia que es un partido de ultraderecha de corte nacionalista, xenófobo, racista, antifeminista y homofóbico, entre otras características. En el caso de Guillermo Lasso, desde su llegada al poder, se ha mostrado abierto a dialogar con todos los sectores de la sociedad y no mantiene un discurso de odio, todo lo contrario, su lema es «el país del encuentro». Esto no quiere decir que sus principios fundamentales sean inocentes. La agenda que maneja el régimen actual sigue siendo conservadora, de corte religiosa. El presidente y su régimen se muestran como defensores de las libertades (económicas, quizá) menos de las libertades de las mujeres al momento de decidir sobre su propio cuerpo. Esto ha quedado demostrado, por citar un ejemplo, en el debate sobre la resolución de la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto en casos de violación y, recientemente, a través de las declaraciones desafortunadas que pronunció la esposa de Guillermo Lasso, María de Lourdes Alcívar, a propósito del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En este discurso, la esposa del mandatario se arrogó funciones que no le corresponden porque no es funcionaria del Estado y expresó de diversas formas que las mujeres son las únicas responsables de sufrir violencia. Sus comentarios fueron, esencialmente, revictimizantes.
El discurso de Lasso coincide con la tendencia conservadora y reaccionaria de Vox en temas tales como la unidad, la soberanía, la vida (desde la concepción sin tener en cuenta los derechos humanos de mujeres embarazadas producto de una violación o la desidia estatal de infantes abandonados), la familia (tradicional), la justicia, el Estado de derecho, el imperio de la ley, entre otros. Asimismo, Guillermo Lasso, en el marco del 12 de octubre, señaló que España no le debe pedir perdón a América. Según el mandatario, eso significaría ir en contra de la naturaleza y a favor de reescribir la historia. Guillermo Lasso coincide con Vox en que la “Iberosfera” «es la continuación del perpetuo intercambio de intereses y valores que constituye la Hispanidad» (Efeméride Doce de octubre, de la hispanidad a la Iberosfera).
Los personajes públicos que han firmado la Carta en Ecuador tienen en común que pertenecen a espacios de incidencia conservadora o grupos denominados provida que en realidad son antiderechos: Amparo Medina, coordinadora general de Red Vida y Familia (antiderechos); Cristina López, secretaria general del partido SUMA; Esteban Torres Cobo, asambleísta nacional por el Partido Social Cristiano; Felipe León, presidente de Libres Ecuador (movimiento político extremaderecha); Fernando Marcelo Balda, político y activista; Gabriela Weber, asambleísta nacional del Partido Social Cristiano; Héctor Yepes, exasambleísta nacional; Henry Kronfle, asambleísta nacional por el Partido Social Cristiano; Luis Espinosa Goded, profesor y economista; Mario Cuvi, decano de la Facultad de Derechos y Gobernabilidad de la Universidad ECOTEC; Mario Pazmiño Silva, ex director de inteligencia del Ejército; Martha Cecilia Villafuerte, directora de Familia Ecuador (antiderechos); Max Meitzner, miembro de la Fundación Rescate de la Paz (antiderechos); Otto Sonnenholzner, exvicepresidente de Ecuador; Pedro Pablo Duart, exgobernador del Guayas; Pedro Freile, presidente del Partido Amigo y excandidato presidencial.
Por último, resultan llamativas las aclaraciones de Pedro Freile, ante la firma de la Carta. Freile se declara progresista en temas tales como la despenalización del aborto y la legalización de la marihuana. Asimismo, Otto Sonnenholzner y Pedro Pablo Duart rechazan la xenofobia, la homofobia, el racismo y el fascismo característico de Vox. Estos actores políticos apuntan que el objetivo de alinearse con la Carta es contrarrestar la amenaza de la izquierda progresista y construir una sociedad sin “ideologías”. Entendiéndose una “ideología”de izquierda porque claramente los postulados de Vox a través de la Carta de Madrid son ideológicos, pero de una ideología rancia conservadora. Son peligrosos, siempre, estos discursos que se muestran desprovistos de carga moral o ideológica, que esconden claras posturas reaccionarias. En este sentido, hace falta una reflexión minuciosa del quehacer político y los discursos. Sobre todo, de movimientos emergentes tales como la coalición Libres. Alianza por la libertad que integra organizaciones tales como El Otro Ecuador, que comparte la misma visión sobre la hispanidad de Vox, o el grupo Quiteños Libres. Movimientos u organizaciones de extrema derecha que están aprovechando el espacio que la izquierda tradicional y progresista ecuatoriana no ha sabido ocupar.