Entrevista realizada por Diego Marín Ríos, miembro del consejo editorial de EL COMEJÉN
En 1992 cesó el traqueteo de las armas y se firmó la paz en El Salvador. El FMLN dejó de ser una guerrilla y se convirtió en un partido político. Apenas unos años después la audaz y combativa guerrilla del país más pequeño de América Latina escribiría una de las mejores historias de transición de un grupo armado a la vida civil. El FMLN se convirtió en un ejemplo político en la región, en un partido sólido y popular de izquierda, con una estable y demoledora mayoría parlamentaria a pesar de algunas divisiones internas posacuerdo, ganando la presidencia por primera vez en el 2009 y repitiendo en el 2014. Hoy la realidad política es otra.
Elías Romero tenía 18 años cuando se unió al FMLN en 1993, formando parte de las primeras generaciones de militantes de la etapa de posguerra. Rápidamente se destacó entre sus compañeros y tuvo un papel protagónico en la formación de la organización juvenil del partido. Así conocí a Elías, coordinando intercambios entre organizaciones juveniles del mundo, atendiendo el trabajo estudiantil universitario, construyendo la juventud del FMLN, atento y solidario a lo que pasaba en otras partes del continente, con un ojo siempre puesto en la política internacional. Hoy Elías tiene 44 años, es licenciado en Contaduría Pública de la Universidad de El Salvador y candidato del FMLN al Parlamento Centroamericano. Este joven, pero experimentado político salvadoreño, conversó con EL COMEJÉN sobre la situación de Centroamérica y de su país.
¿Qué es el Parlacen?
El Parlamento Centroamericano (Parlacen) como organismo de representación política plural en Centroamérica, tiene como propósito contribuir al proceso de integración regional. Surgió en 1991 en el contexto de la búsqueda de la paz en Centroamérica y es integrado por 20 diputados elegidos en cada uno de los Estados miembros. Actualmente son seis: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Otros países como Venezuela, México, y Cuba son observadores.
La principal tarea de un diputado centroamericano es la gestión política en materias inherentes al proceso de la integración regional, facilitando procesos de diálogo político entre los actores regionales, especialmente entre organizaciones sociales que trabajan los temas de integración. Pero es evidente que el Parlacen requiere de una profunda reestructuración que lo acerque mucho más a los pueblos de Centroamérica, pues hasta ahora el proceso de integración ha marchado distante de la población, y a menudo la gente no se entera de lo que ocurre o de la importancia de la integración.
¿Cuáles son los principales problemas que afronta Centroamérica hoy?
A nivel político el proceso de integración regional sigue siendo conducido por los presidentes de cada país y eso limita la acción del resto de órganos, incluyendo el rol del Parlacen, pues todo lo importante debe ser aprobado por los presidentes. A mi juicio esto debe ser revisado y dársele mayores atribuciones vinculantes al Parlamento Centroamericano.
En cuanto a otros problemas, el tratamiento conjunto a la pandemia y sus secuelas es lo más crucial que está por definirse en la Centroamérica actual, pues no estamos logrando como región la articulación necesaria que nos permita salir bien como bloque. Ni siquiera para asuntos básicos como la compra de vacunas hemos logrado generar acuerdos como bloque centroamericano.
Luego están los problemas de siempre, como el de la seguridad en la región, la migración intra y extra regional con las secuelas inherentes, tales como la trata y el tráfico de personas. Hay otros temas pendientes de solución, como el pasaporte centroamericano, la licencia centroamericana, y la idea de tener un documento único centroamericano de identidad.
Adicionalmente, estamos proponiendo que desde el Parlamento Centroamericano se acuerden políticas de beneficio para los pueblos de la región, como el de un programa de becas para jóvenes de escasos recursos y un programa de apoyo a los migrantes centroamericanos.
Alrededor de 1,5 millones de salvadoreños residen en Estados Unidos, esto equivale al 20 % de la población de El Salvador. Además de todas las implicaciones sociales son un factor determinante en la economía nacional. ¿Qué pronóstico haces de las relaciones de Centroamérica con Estados Unidos y la situación de los migrantes durante la administración Biden?
En realidad, ya son más de tres millones de salvadoreños los que viven y trabajan en Estados Unidos, la inmensa mayoría -unos 2.5 millones- de manera ilegal o indocumentada. De hecho, hay en total unos 200 mil salvadoreños que han estado bajo un programa de estatus temporal (TPS) que les ha permitido trabajar en suelo estadounidense sin ser deportados, más otros 50 mil salvadoreños de los llamados dreamers, que son hijos de inmigrantes nacidos allá, con quienes Obama creó el programa llamado DACA, a través del cual tienen derecho a trabajar y estudiar en Estados Unidos. Estos dos programas fueron amenazados por Trump sin que nuestro Gobierno hiciera algo para evitarlo. Con la llegada de Biden a la Casa Blanca se espera que la situación mejore para nuestros compatriotas.
Se supo recientemente que Biden piensa destinar unos 4 mil millones de dólares para apoyar a los tres países del triángulo norte centroamericano -Guatemala, El Salvador y Honduras-, como medida para evitar la migración. Para nosotros sigue siendo crucial resolver el estatus de quienes ya están en suelo estadounidense trabajando y viviendo, y no solamente intentar parar desde aquí la salida de salvadoreños. Veremos qué sucede cuando las cámaras del Congreso revisen las propuestas de Biden.
Además de las elecciones al Parlacen los salvadoreños elegirán una nueva Asamblea Nacional (Legislativo) y concejos municipales. El FMLN ha sido un referente para la izquierda latinoamericana, pero ha venido sufriendo una serie de dificultades electorales y organizativas luego de su último mandato presidencial. ¿Cómo explicas esas dificultades y qué se juega el FMLN en estas elecciones?
Las dificultades que hemos tenido se han traducido en una gran disminución de respaldo del pueblo salvadoreño, generado principalmente por errores cometidos en el segundo Gobierno del FMLN, con la presidencia de Salvador Sánchez Cerén. Haber mantenido en el Gobierno a funcionarios que no ayudaron al pueblo y haber excluido a muchos militantes de los espacios gubernamentales son cuestiones que nos afectaron.
Adicionalmente, durante todo el segundo período presidencial, tuvimos un presidente que no se comunicó con el pueblo, un presidente que no hizo comunicación política con la población y eso nos pasó una gran factura. El FMLN, como partido que debía conducir el Gobierno, o por lo menos incidir en el Gobierno tal como esperaba la población, respaldó casi a ciegas al presidente y al gabinete, dándole en muchos casos la espalda a la ciudadanía. Todo eso nos hizo perder respaldo popular.
En estas elecciones del 28 de febrero próximo lo que nos jugamos es la posibilidad de seguir siendo opción real de poder a favor del pueblo salvadoreño. La derecha en el Gobierno ha vaticinado y anunciado al mundo la desaparición del FMLN como opción política en el país. Lo que está en juego es si eso se va a concretar o si vamos a salir adelante, recuperando el apoyo del pueblo salvadoreño.
La situación se agrava mucho porque, luego de las derrotas electorales de 2018 y 2019, la unidad del partido se ha visto muy afectada y ahora mismo eso es un factor que juega en contra. Está por verse si hemos sabido sortear bien este camino difícil o no. Luego del 28 de febrero habrá tiempo y necesidad de una reestructuración interna. Ahora estamos concentrados en tratar de recuperar el apoyo de la población.
Nayib Bukele fue alcalde de San Salvador por el FMLN, luego sorprendió con una campaña presidencial arrolladora por fuera del partido. Su manejo del Twittery su juventud le valieron algo de fama mundial, hasta que decidió meter al ejército en el Parlamento. Lo último que sabemos es que intenta manipular la historia y negar la existencia del conflicto político y armado y la legitimidad de los acuerdos de paz. ¿Qué representa este presidente y cuál es el balance que haces de su gestión?
Bukele ganó la presidencia en el 2019 porque logró que la población le creyera su narrativa de cambio, en una campaña basada en el ataque hacia los 10 años de Gobierno del FMLN y los 20 años de Gobierno de ARENA. La inmensa mayoría de la gente que votaba por el FMLN le dio su respaldo a Bukele. Pero luego vino la desilusión, aunque aún no la suficiente.
Hasta ahora, el actual Gobierno no ha hecho obras visibles para la gente, pero sí ha hecho muchísima publicidad gubernamental. Y la pandemia del Covid le cayó como anillo al dedo, es decir, ha sido la ocasión perfecta para la puesta en marcha de toda suerte de mecanismos corruptos, de saqueo de los fondos públicos y así está financiando la campaña electoral de los partidos de Gobierno (Nuevas Ideas y GANA).
Son conocidos los números de la grave situación económica y social en la que Bukele ha sumido al país desde antes de la pandemia. Los signos autoritarios, que fueron observados y denunciados desde el inicio se fueron consolidando hasta llegar al 9 de febrero de 2019, cuando se tomó la Asamblea Legislativa con el ejército.
Es un gobierno de derecha corrupto, proimperialista, amigo de Trump, un gobierno mercantilista, cuya base de apoyo es un sector de la oligarquía que busca quedarse con los principales negocios del país y de la región. Y lo más grave es que no ha cumplido con lo que le ofreció al pueblo salvadoreño: que lucharía contra la corrupción y que haría muchas obras. Nada ha cumplido.
¿Qué libro y qué película le recomendarías a nuestros lectores?
Siempre que me preguntan esto yo respondo lo mismo, porque creo que poca gente supo de lo que se trató. Recomiendo leer un libro de un economista argentino, Walter Graziani, que se titula Hitler ganó la guerra. Creo que la edición más reciente data de hace más de 10 años, pero es un libro fabuloso que retrata, con enorme cantidad de documentación de apoyo, la situación del orden mundial. Puede ser que se encuentra gratis en internet.
Y recomiendo una película de la que se habla en ese libro, Una mente brillante, que es la historia del matemático John Nash y sus descubrimientos sobre la teoría del caos. Los descubrimientos de este premio Nobel dieron al traste con prácticamente toda la teoría económica que nos impusieron por décadas y pocos nos enteramos de ese acontecimiento.