Este 15 de febrero del 2021 se conmemoran los 55 años de la desaparición física del sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo (1966-2021), quien representa para amplios sectores de la sociedad colombiana un personaje social y político importante por sus compromisos y aportes a la construcción de una sociedad más justa y democrática.
A Camilo se le ha dimensionado desde su condición de ser humano, sacerdote, sociólogo, docente, investigador social, funcionario público, líder popular, político y revolucionario. Especial admiración se ha mostrado por su disposición para la lucha, incluida la lucha armada, como la forma de oponerse a la violencia institucional a través de la contraviolencia, en un contexto de estrecheces democráticas y agudas persecuciones, asesinatos, masacres, desapariciones y desplazamientos generados por los ajustes requeridos para el desarrollo del modelo político y las urgencias del capitalismo emergente en la primera mitad del siglo XX en Colombia.
Siendo hijo de La Violencia y reconocido como “el cura guerrillero” no era de la naturaleza de Camilo su ejercicio, de ahí su sacrificio innecesario al interior de las filas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en su primera acción guerrillera. La fuerza revolucionaria de Camilo está en su condición humana y en la forma en que su compromiso con los humildes se hizo amor eficaz. Camilo no solo es de la generación de La Violencia y el conflicto social, también lo es de la segunda posguerra y de la Guerra Fría, de las luchas de liberación y de la descolonización, de la oleada revolucionaria de América Latina despertada por la revolución cubana. Es, en síntesis, un hombre de su tiempo. Pero su esencia, el material del que está hecho, es el humanismo y el amor. Su condición cristiana y revolucionaria, el amor eficaz y el humanismo profundo se unieron para conducir sus prácticas hacia la entrega absoluta a la lucha social y política y a las incertidumbres de la lucha armada.
Una vida de contradicciones y cambios
La intensa vida de Camilo Torres Restrepo entre 1947, momento en que ingresa a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, y 1966, cuando muere en Patio Cemento en las filas del ELN, atraviesa cuatro etapas esenciales:
La primera etapa, de 1947 a 1954, es de búsquedas juveniles y decisiones de vida que lo llevan del derecho al sacerdocio; de las leyes a la teología y a la filosofía. Es una época de formación y profundización de su espíritu humano en un contexto de compromiso religioso que va a definir de manera sustancial su forma de concebirse en el mundo de lo social.
La segunda etapa, de 1955 a 1958, la constituye su proceso de formación científica en la Universidad de Lovaina y su preocupación temprana por involucrar a la Iglesia con las situaciones sociales, a través de la comprensión de la naturaleza de los conflictos entendidos en las lógicas de la investigación sociológica. En esta etapa hay un fuerte acercamiento a las realidades sociales resultantes del mundo urbano y rural y una defensa cerrada de un cristianismo ideal, que comienza a tomar distancia del cristianismo institucional al que solo le preocupa el acompañamiento espiritual de sus feligreses. Es en este periodo que madura su idea y legado del amor eficaz y sus reflexiones sobre el sentido de la caridad y la dimensión social de la solidaridad.
El amor eficaz constituye un dispositivo de compromiso con nosotros mismos, con nuestro bienestar y desarrollo, con la necesidad diaria de ser mejores para podernos dar mejor a los demás.
La tercera etapa, de 1959 a 1963, inicia con su regreso a la Universidad Nacional de Colombia como capellán auxiliar y con su particular compromiso con las comunidades estudiantiles y barriales a través del Movimiento Universitario para Promoción Comunal (Muniproc), que tiene la particularidad de inaugurar la extensión solidaria en la Universidad y colocar a los estudiantes en relación con las realidades de pobreza y marginalidad de un mundo campesino que se hace urbano. Es un periodo de profunda sensibilidad social e inmersión en las dinámicas y conflictos sociales, en su comprensión y estudio. En este periodo se hace cofundador del departamento de Sociología, maestro y funcionario público, decano del Instituto de Administración Social de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), impulsor de la Acción Comunal, miembro de la junta directiva del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora), fundador de la Unidad de Acción Rural en Casanare, entre otros cargos y responsabilidades que asume.
En este periodo Camilo Torres profundiza sus contradicciones con la institucionalidad y las jerarquías de la Iglesia. Su cristianismo social se ahonda y consolida en franca oposición con la prácticas tradicionales de una Iglesia subordinada al orden establecido y profundamente anticomunista, que arrastra la tragedia de haber sido protagonista de un devastador periodo de violencia; dirigido esencialmente a generar los procesos de consolidación de un modelo de desarrollo económico de capitalismo dependiente, que requería del cambio del mapa de tenencia, uso y propiedad de la tierra y que afectaría profundamente al mapa demográfico de la nación. Es en este periodo que se produce su mayor acercamiento a la comprensión de la violencia y al estudio del mundo rural.
La cuarta etapa, de 1964 a 1966, es de radicalización de su compromiso social y político. En este periodo se produce su mayor relacionamiento con las organizaciones políticas de izquierda y los sectores democráticos de los partidos tradicionales; así como una intensa actividad con las organizaciones sindicales, campesinas y populares. En octubre de 1964, Camilo reúne a un grupo de intelectuales y científicos de diversas corrientes ideológicas y políticas, quienes estaban interesados en buscar un consenso en puntos mínimos de acción hacia un cambio de estructuras donde se comienza a elaborar una plataforma para un movimiento de unidad popular, que dará origen al proyecto del Frente Unido del Pueblo. En este periodo también se agudizan las contradicciones de Camilo con las jerarquías de la Iglesia, se produce su separación de esta institución e inicia su carrera vertiginosa en torno al Frente Unido, para lo cual se crea el semanario de este proyecto.
Qué es eso del amor eficaz
El concepto de amor eficaz corresponde en la vida de Camilo a un momento esencial de sus contradicciones personales e institucionales, hace parte de sus trasformaciones políticas y de sus procesos de reconceptualización del universo de sentido y de prácticas en las que estaba inmerso. La construcción del concepto, por parte de Camilo, enseña que es en esa denominación de su compromiso donde se produce su única y fundamental revolución, su ruptura con un orden de dominación y de sentido en el cual se había formado, hacia parte y del cual se debía “desprender” en su condición de sacerdote, para asumirse en su condición de dirigente político.
El amor eficaz marca el paso del sacerdocio a la militancia política; del compromiso religioso al compromiso social y político; de las ataduras institucionales y el sometimiento al ejercicio de la libertad, a la asunción de una práctica humanística que está más allá de todas las valoraciones morales de la institución de la Iglesia Católica; en una responsabilidad ineludible, asumida por voluntad propia de unirse a las clases populares y luchar con ellas por los cambios estructurales del país.
El amor eficaz es la forma política que adquiere el amor al prójimo en el discurso y la práctica liberadora de Camilo. Constituye el fundamento de su revolución personal. Es el paso de la solución, de la necesidad, por la vía de la caridad, al compromiso político y solidario para reivindicar la necesidad como agenda de lucha transformadora, subversiva y revolucionaria. De ahí que el enunciado se llene de sentido en el primer principio de los cambios que deben emprenderse: el de nuestros propios imaginarios y compromisos de vida. La revolución aconteció en Camilo antes de ser militante en el paso irreversible del amor al prójimo, que es un amor de la moral cristiana, al amor eficaz, que es un amor construido desde un proyecto ético y político de vida.
El altruismo se da cuando vivimos fuera de la necesidad y nosotros no estamos en ese lugar, por eso nuestra lucha no es altruista, se fundamenta en nuestras propias necesidades, es el ejercicio del compromiso con nosotros mismos en cuanto que somos la comunidad, somos en su conjunto la sociedad real.
Pero en concreto, ¿qué es el amor eficaz? Distintas explicaciones pueden darse al contenido ético y político del término. Cada una debe llenarlo de consideraciones de significado, sentido y práctica, que pueden verse reflejadas en el espejo del ejemplo del compromiso de vida de Camilo.
Quiero pensar que cuando hablamos de amor eficaz estamos haciendo referencia a un proceso de transformaciones que se están produciendo en nosotros, que nos conducen a definir las formas y los alcances de nuestro compromiso con el interés general del bienestar de la sociedad, con énfasis en la defensa de los intereses y derechos de los más humildes y desprotegidos. Que es la primera revolución en las que nos hemos de ver envueltos y que hemos de desarrollar hasta alcanzar la formulación de nuestro proyecto ético y político como dispositivo de vida. Pero que lo que hemos de hacer debe estar lejos de todo romanticismo ramplón capaz de llevarnos a sacrificios innecesarios e inútiles. El mundo de hoy necesita más dirigentes honestos proyectándose en los escenarios de la política, disputando a las élites tradicionales los lugares que ocupan en el ejercicio del poder político, que mártires que recordar.
El amor eficaz constituye un dispositivo de compromiso con nosotros mismos, con nuestro bienestar y desarrollo, con la necesidad diaria de ser mejores para podernos dar mejor a los demás. Es el camino en que se estructura un conjunto de principios que definen una práctica política consecuente que se realiza por convicción y necesidad propia, que no se inscribe en obligaciones impuestas y en compromisos heredados. El amor eficaz al primero que convoca es a nuestro compromiso, a nuestro esfuerzo, a nuestra capacidad cualificada de trabajo, al ejercicio de nuestras disciplinas de estudio, al mejoramiento significativo y demostrado de nuestras responsabilidades personales y sociales. Nos convoca a ser mejores, más íntegros, más humanos.
El amor eficaz nos convoca, como a Camilo, a ubicarnos como sujetos sociales, a entendernos en el contexto social en el que se determinan nuestras posibilidades y limitaciones, a vernos en relación con los demás, a ubicar nuestra propia agenda de necesidades de vida, porque no somos dioses carentes de toda necesidad y no podemos ser carga para nadie. Hacemos parte de un grupo social y ese grupo social comparte con nosotros sus preocupaciones de vida, sus incertidumbres y angustias. En concreto, hacemos parte de un grupo social, de un sector o de una clase que se identifica en relación con sus posibilidades de vida digna y con particulares expectativas de futuro.
El amor eficaz también nos convoca, como a Camilo, a ubicarnos como sujetos de derecho que debemos reconocer y exigir. La lucha por el derecho a la vida, la vivienda, la alimentación, los servicios públicos, la salud, la educación, el trabajo, la cultura, el medio ambiente, el agua, la diversidad, la participación, la justicia, la recreación, entre otros, no es la lucha de los demás, es nuestra propia lucha, que debemos hacer efectiva en unidad de propósito con los demás. No somos cruzados reivindicando en la lucha contra el establecimiento los derechos de los otros. No estamos en el ejercicio colectivo de hacer efectivos nuestros derechos que son iguales a los de los otros. Somos ciudadanos reivindicando colectivamente nuestros propios derechos. Somos seres humanos demandando el ejercicio pleno de nuestros derechos. El altruismo se da cuando vivimos fuera de la necesidad y nosotros no estamos en ese lugar, por eso nuestra lucha no es altruista, se fundamenta en nuestras propias necesidades, es el ejercicio del compromiso con nosotros mismos en cuanto que somos la comunidad, somos en su conjunto la sociedad real.
El amor eficaz también nos convoca, como a Camilo, a desempeñarnos como sujetos políticos; entendiendo la política en la más elemental y amplia de las acepciones: el conjunto de ideas y acciones a través de las cuales buscamos acceder al ejercicio del poder político para hacer efectiva la construcción del bien común, en el camino de la utopía de la felicidad humana. Es en la lucha política en donde se define nuestra condición social y se garantiza el ejercicio de nuestros derechos. De ahí la naturaleza política del amor eficaz, en la asignación que da Camilo al término en el universo de sus definiciones y decisiones personales.
El amor eficaz se construye como un proyecto ético y político que define como propósito esencial la transformación permanente de la naturaleza humana del lado de la construcción del bienestar general de la sociedad; en una experiencia de vida que se desarrolla y consolida a través de un compromiso transformador de nuestra existencia personal y social.
El 18 de octubre de 1965 Camilo viaja a las montañas de Santander donde se incorpora como combatiente al ELN, decisión que hace pública el 7 de enero de 1966, mediante una proclama al pueblo colombiano. El 15 de febrero de 1966 muere en combate en Patio Cemento, corregimiento de El Carmen, municipio de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander.