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Elecciones regionales francesas: punto de vista desde la región parisina

El debate en estas elecciones se perfila, además, como un preámbulo de las próximas elecciones: las presidenciales. De hecho, Macron envió a varios de sus ministros a engrosar listas regionales. No le fue nada bien. Mal les fue a Marine Le Pen (partido Rassemblement National), y a Mélenchon (La France Insoumise).

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Elecciones. Imagen de Glen Carrie en Unsplash

Este fin de semana voy a volver a votar. Hoy recibí por correo el voto y la publicidad de los rivales que se disputarán la segunda vuelta. Todas, desde los trotskistas hasta la extrema derecha, presentan listas cremallera -mujer-hombre-mujer, y cerradas. 

Debo confesar que, en la primera vuelta, no tenía muy claro por quién votar (había tres listas de izquierda, más una de extrema izquierda). Tampoco sabía a ciencia cierta cuáles son las atribuciones de las “regiones” y los “departamentos”. 

No soy caso aislado. Las “regiones” son una invención reciente, una nueva organización territorial, y casi ningún francés sabe a qué se dedican. Luego de leer un poco, ya sé que sus competencias cubren el transporte, el desarrollo económico, la educación y la cultura. Son los responsables, por ejemplo, de que los colegios estén en buen estado, de que los vagones de los trenes se renueven, o de generar fuentes de empleo. Los departamentos, a su vez, organizan y distribuyen toda una serie de subsidios sociales (desempleados, personas discapacitadas, familias numerosas, etc.).  

Con esta información en la cabeza me dispuse a escuchar a los candidatos. Descubro que los partidos de derecha hablan de “lucha contra la inseguridad” y prometen más policía (siendo que la región parisina tiene índices bajos de delincuencia, y que la policía no es de su competencia), que los partidos de izquierda prometen transportes gratis (pero el presupuesto de las regiones es bajo y no es tan fácil hacerlo) y que el partido de Le Pen inserta en su programa la “lucha contra la islamización”. Noto que todos dicen ser ecologistas y prometen ciclovías. Sin embargo, todos tiene cuidado con el tema de la sobretasa ecológica a la gasolina o propuestas por el estilo: tienen presente la experiencia de los chalecos amarillos (la protesta nació a raíz de un impuesto a los automóviles para financiar la transición ecológica). 

El debate en estas elecciones se perfila, además, como un preámbulo de las próximas elecciones: las presidenciales. De hecho, Macron envió a varios de sus ministros a engrosar listas regionales. No le fue nada bien. Mal les fue a Marine Le Pen (partido Rassemblement National), y a Mélenchon (La France Insoumise). 

Es curioso: los tres candidatos más anti sistema, los tres que fustigan más fuertemente a la clase política, fueron los más castigados en esta elección. Los franceses se abstuvieron masivamente (casi 67% de abstención, un guarismo histórico). Y los que votaron, lo hicieron por los partidos de izquierda y derecha tradicionales. 

Las reglas de esta elección son estas: las listas que obtengan mayoría absoluta y el 25 % de la participación, salen elegidas en primera vuelta. De lo contrario, hay segunda vuelta. Una condición adicional para pasar a segunda vuelta es obtener mínimo el 10 % de los votos. Por eso, ocho días después, hay una segunda vuelta. La mayoría de los duelos verán el enfrentamiento entre las alianzas de izquierda (comunistas, verdes, socialistas) y la derecha de “Les Républicains”. Yo vivo en la periferia de París, donde justamente habrá algo de emoción en el voto (vuelve el duelo izquierda – derecha, y están empatados).

¿Qué deducir de esta elección? Que muchos no entendían muy bien porqué se votaba; que los sectores mas abstencionistas fueron los jóvenes y los adeptos a la extrema derecha; que los más disciplinados con el voto fueron los jubilados; que el ecologismo es hoy bandera compartida por todos los partidos; que el tema de la “seguridad” sigue funcionando para ganar votos; y sobre todo, que los partidos que ayer estaban en crisis, como el Partido Socialista, resurgen y por medio de alianzas (en la región parisina, con los verdes y con el partido de Mélenchon, La France Insoumise) pueden disputar liderazgo. Pero sobre todo queda claro que las elecciones presidenciales no están escritas de antemano, y que los vaticinios que se vienen haciendo desde hace meses (un duelo Macron – Le Pen, y una candidatura inamovible de Mélenchon) quizá no se den. Estas elecciones han barajado un poco las cartas. 

Doctora en sociologia. Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris. Investigadora asociada Urmis, Universidad Paris Diderot. Publica en revistas y prensa, y en sus dos blogs: ojo de perdiz (feminista, político, literario) y el más académico kaleidoscope (género, migraciones, violencia).

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