El mazazo político que significó el triunfo de la Lista del Pueblo (LP) con su elección de convencionales estremeció por completo al mundo político chileno. No era para menos. Como se recordará, los principales damnificados fueron los sectores que se negaron reiterativamente al cambio. Los herederos de la dictadura pinochetista vieron como los pies se les hundían, amén de que no podían continuar gobernando con las prerrogativas que le concedió el golpe militar de Pinochet. Reducida a un grupúsculo irrelevante la derecha se lamió sus heridas pacientemente y los autodenominados “demócratas” guardaron un meditado silencio, un mutismo de buena crianza.
El jolgorio de declaraciones de los triunfadores se escuchaba por todas partes. El éxito les embriagó de tal manera que decidieron participar en la contienda electoral. Jugaron en la contienda presidencial y parlamentaria con candidatos propios. No obstante, la ingenuidad los llevó a subestimar la reacción del establishment y cuando se dieron cuenta ya venían en caída.
En Enemigo público, el thriller dirigido por el británico Tony Scott, el audaz Brill (Gene Hackman) un exagente de la NSA le revelará a Robert (Will Smith) su forzado nuevo acompañante, cómo operan las redes de poder. En una de las escenas, quizá no la más emblemática, le muestra como sus perseguidores poseían todos los medios científicos y tecnológicos para espiarlo y conocer al detalle los pormenores de su vida. Eres un completo imbécil, le dice el experimentado Brill al bisoño Robert. A la Lista de Pueblo le faltó un o una Brill que le hablara al oído y le recordara que, si bien era cierto que se habían cargado a las élites, éstas no se iban a quedar con los brazos cruzados e iban a reaccionar para recuperar lo perdido.
La caída de la Lista del Pueblo había comenzado con las salidas en falso respecto a la elección de las candidaturas a la presidencia, y continuó con el desgranamiento de su propio grupo de convencionales. El punto máximo de inflexión llegó cuando Rodrigo Rojas, más conocido como el “Pelao Vade”, uno de los siete vicepresidentes de la mesa directiva de la Convención Constitucional y un emblema de la movilización social y de los enfermos terminales, reconoció en una entrevista aLa Tercera que había mentido sobre su situación médica, que no tenía leucemia linfocítica aguda mixta como había dicho antes, que si bien padecía una patología severa esta se debía a un contagio de origen sexual que lo avergonzaba. Según comentaría en sus redes sociales César Uribe Araya, un convencional amigo del “Pelao Vade”, dos semanas antes lo habían asaltado con el único fin de robarle su computador en el que guardaba información personal.
Desde su instalación, los ataques a la Convención han sido recurrentes desde todos los flancos, frontal o solapadamente le han venido disparando. Hace pocos días, por ejemplo, se logró establecer que alrededor de ocho mil cuentas componen la avanzada de bots dedicada a desprestigiar su trabajo. Según Demoscopía Electrónica del Espacio Público de la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, dicha “tropa digital” busca el debilitamiento de la Convención mediante desprestigio de sus integrantes y sus actuaciones. El objetivo es sembrar entre la ciudadanía una desconfianza hacia el organismo que está definido la nueva Constitución de Chile. Al frente de esa estrategia están los medios afines al pinochetismo como la casa editorial El Mercurio, el medio que creó, con el beneplácito de la CIA, una campaña de difamación y sabotaje contra el Gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende, derrocado a la postre mediante un sangriento golpe militar el 11 de septiembre de 1973.
El escándalo político continua, la fiscalía decidió abrir un proceso en contra del “Pelao Vade” por los desórdenes ocurridos durante las protestas. Él por su parte renunció a la vicepresidencia que ostentaba y dijo estar dispuesto a defenderse en los estrados judiciales. Hechos como estos ha deteriorado un tanto la imagen de los lectores y movimientos sociales que luchan por los cambios en Chile. La extrema derecha, por su parte, saca provecho de estos incidentes y arroja leña al fuego para quemar las opciones de cambio económico, político y social.
La exigencia de la verdad, el requerimiento del castigo a la falta cometida por el “Pelao Vade” resuena en el teatro político, del palco a la galería. Como lo escribiera Lope de Vega en Fuenteovejuna: todos a una. Los sectores de la extrema derecha se rasgan las vestiduras y reclaman moralidad, cualidad que no tuvieron durante la criminal dictadura de Pinochet, porque fueron sus directos beneficiarios.
El suceso que envuelve al “Pelao Vade” no es una falta cualquiera. En este caso hay que destacar la autocrítica de muchos y muchas de quienes integran la Lista del Pueblo ante el feo episodio. Esto marca una diferencia con cierta izquierda que eliminó la autocrítica de su diccionario político.
Rodrigo Rojas Vade, hay que reconocerle, tuvo el coraje de contar la verdad sobre su vida, más aún en una sociedad como la chilena en la que aún se estigmatiza y excluyen a personas por su forma de vestir o por sus inclinaciones sexuales y religiosas. La sociedad chilena debe acostumbrase a llamar las cosas por su nombre, escuchar las verdades por hirientes que sean.
Mamá Ciudad es un cuento corto de Jesús Lugo, un joven valdiviano de 26 años que obtuvo la mención honrosa en la 20ª versión del concurso Santiago en Cien Palabras. Entrelíneas se lee: Reconocer: verbo que se lee al derecho y al revés porque es en los espejos donde aprendemos quienes somos.”
Nada más cierto.