Ada, Yolanda, Jessica, Mónica, Candela, Lilith y Alberto aparecieron por una de las puertas del recinto que en 1992 albergó a luchadores olímpicos. Cientos de personas esperaban ese momento. La música sonaba a todo trapo. Invitaba a mover el esqueleto. En la tarima aguardaba Itziar Castro, la actriz barcelonesa, con una sonrisa que llamaba al entusiasmo. El público aplaudía y coreaba el nombre de las lideresas que clausurarían la III Asamblea de Catalunya En Comú, la fuerza política y social de izquierda que gobierna a la cosmopolita ciudad de Barcelona. Las lideresas parecían pop stars o integrantes de un dream team que lo ha ganado todo. Los tiempos en que los eventos de la izquierda parecían un funeral van quedando atrás. Los ideales de izquierda traen nueva envoltura. Una estética en un tiempo endemoniadamente visual.
Minutos antes una banda de mujeres echó la casa por la ventana. Las chicas de Balkan Paradise Orchestra parecían escapadas de una película de Emir Kusturica. Un militante del Partido Comunista con más de noventa años se levantó del asiento y sin el bastón empezó a moverse como un quinceañero. La música que interpretan las chicas es como el elixir de la larga vida. Había de todo entre el público. Como en una tienda de ultramarinos. Jóvenes con aspecto andrógeno que se mezclaban con militantes de hoz y martillo, mujeres que habían pasado por todas las olas feministas o republicanos que agitaban la bandera tricolor como si el rey hubiera abdicado.
Entonces vino la palabra. Palabras de grueso calibre. Ajenas a la frivolidad.
La primera en tomarla fue la diputada Jessica Albiach. Vamos a luchar por la derogación de la vergonzosa ley de extranjería y contra la precariedad laboral, dijo sin paliativos. Explicó la emergencia climática, los peligros que trae para la humanidad y la necesidad de un laborismo verde que salvaguarde al planeta. Nuestro proyecto tiene paredes de vidrio, transparente, no estamos poseídos por la rabia sino por la esperanza, concluyó entre aplausos.
Sabemos luchar contra la bestia, continuó Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana. Se refería a la bestia de la corrupción que durante décadas saqueó el dinero público de la Comunidad Valenciana. Explicó que el triunfo de su formación ha permitido recuperar la reputación de la política. Ganamos para transformar, para volver a ganar, resumió.
Alberto Garzón, coordinador general de Izquierda Unida y ministro de Consumo del Gobierno español que preside el socialista Pedro Sánchez, fue el único orador masculino. Es el tiempo de las Amazonas, como titula el libro de Marvel Moreno, la desapareciada escritora barranquillera. Con su estilo pedagógico, Garzón explicó los avances conseguidos en el primer Gobierno de coalición en la historia reciente de España.
Cuando la actriz Itziar Castro anunció el nombre de Yolanda Díaz el público acomodó bien sus nalgas contra los asientos. Era nada menos que la lideresa política mejor valorada de España, por encima del presidente Pedro Sánchez. Yolanda, quien se inició en las filas del Partido Comunista de España, es la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social. La ministra comenzó su intervención en tono suave, pero a los pocos minutos calentó al público con una autenticidad entrañable.
¡Presidenta! ¡presidenta! ¡pesidenta! coreaban los asistentes. Lo público tiene un valor formidable, dijo Yolanda Díaz. Hizo una férrea defensa de la sanidad pública y de las ayudas estatales entregadas a millares de españoles castigados por la peste. Queremos construir una alternativa pluralista en la que no sobre nadie, donde el odio no tenga cabida, una alternativa que transforme la vida de la gente, finalizó la ministra. Ovación. Aplausos. De nuevo el coro: ¡presidenta! ¡presidenta!
La anfitriona de la III Asamblea fue la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, la mujer que poc a poc –como dicen los catalanes- ha devuelto la ciudad a los barceloneses. Barcelona no está en decadencia, explicó la alcaldesa, lo que está en decadencia son las élites que la gobernaron con base en la especulación y los privilegios. Los delegados dieron el Sí a Ada Colau para siguiera piloteando los destinos de Catalunya en Comú.
Cuando el acto acabó le comenté a Jorge Enrique Botero, el periodista y escritor colombiano, que la emotividad y el contendido pueden ir de la mano. Lo que presenciamos era una demostración palmaria de que el mal rollo y el odio no llevan a nada bueno. Algunas cosas de las que vi aquí se las contaré a mis amigos de la izquierda colombiana, aseguró Botero. En la calle nos volvimos a encontrar con Jessica Gonzalez, la diputada del Parlamento de Cataluña por En Comú Podem (En Común Podemos) nacida en Colombia. Volvía a su casa en bicicleta.