Luis Alfredo abonó en vida el reconocimiento y liderazgo que pocos de mi Pueblo han logrado sin que medie el clientelismo y la corrupción, ni su voluntad fue conducida para el protagonismo de otros, sus denuncias siempre tuvieron su nombre y su rostro, por eso lo mataron.
A una década de su asesinato su nombre y las imágenes de una gran movilización Wayuu por la troncal del Caribe sigue paseándose en nuestra memoria y lo que más retumba es su ultimo mensaje en la red social Facebook rescatada por amigos y por la prensa: “Qué triste que en el Consejo Comunal de Riohacha se nos haya dicho que estábamos en el corazón del Gobierno Nacional y hoy se le olvide al presidente Uribe que nosotros también tenemos frontera con Venezuela y que también requerimos de un plan ante el actual conflicto colombo-venezolano”. El mensaje quedó ahí, como si se tratara de una actualización eterna de los gritos del olvido.
Las cifras solas no muestran la tragedia humana que hay detrás de cada caso. Por eso un grupo de columnistas, hemos querido recuperar los rostros y las vidas de algunos líderes asesinados, y contar su historia.
La última vez que vi a Antonia Pimienta fue el 27 de julio de 2017, en el acto de conmemoración del séptimo aniversario de la muerte de su hijo Luis Alfredo, la Gobernación de La Guajira decretaba ese día como “Día del Control Social, Luis Alfredo Socarrás Pimienta” en memoria a él. Su presencia en el despacho del gobernador y luego en la catedral, era como un pasaje de la siesta del martes de Gabo, aunque fuera un jueves. Antonia falleció el 12 de abril de 2018.
Michel Forst, Relator de Naciones Unidas, sostuvo en febrero de este año que Colombia es uno de los países más peligrosos del mundo para la defensa de los derechos humanos. Las cifras solas no muestran la tragedia humana que hay detrás de cada caso. Por eso un grupo de columnistas, hemos querido recuperar los rostros y las vidas de algunos líderes asesinados, y contar su historia.
A Luis Alfredo Socarrás Pimienta, lo asesinaron por ejercer control social en un país donde es un peligro hacerlo, es tan peligroso que ni los organismos de control se atreven y gastan millones en publicidad donde se conmina al ciudadano hacer lo que ellos no dan.
El nombre de Luis Alfredo Socarrás Pimienta seguirá en el territorio Wayuu y en la memoria de todos nosotros, por sus hijos, por sus hermanos, por su linaje Apshana y por todos aquellos que no le conocieron, porque ha de ser la memoria la que no nos podrán arrancar.
#LaHuellaDeLosLíderes