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¿Por qué la alianza izquierda + ecologista gana en Francia?

Lo novedoso de la contienda política francesa es que los ecologistas han optado, ahora sí, por ser abiertamente de izquierdas. En su análisis, ponen en un mismo plano la lucha contra las desigualdades y la lucha por el clima.

La elecciones municipales en Francia implican un cambio histórico para las fuerzas progresistas. Por primera vez, la alianza ecologistas + izquierdas han logrado una importante victoria y han humillado al partido de Macron. 

El 28 de junio los franceses votaron sin mucho entusiasmo. Las elecciones municipales presentan, en general, una abstención menor que otras elecciones (como las europeas). Pero esta vez, la abstención fue gigantesca. El tema, claro, inquieta: tendencialmente, viene subiendo la abstención. Esta vez, además de la tendencia histórica, estamos en un período especial. Aunque la pandemia está relativamente controlada, las precauciones de distanciamiento físico recuerdan que aún existe riesgo de contagio.  

Aun así, el resultado electoral es claro. Es un hecho histórico para las fuerzas progresistas. La alianza ecologistas-izquierdas ganó varias ciudades. Se mantuvo en sus plazas fuertes, como París, Lille o Grenoble. Le arrebató el triunfo a la derecha (Lyon, Bordeaux, Marsella, Nancy). El gran perdedor es el partido de Macron: su partido, La República en Marcha, es un conglomerado de quienes “oportunamente” se salieron del Partido Socialista y de la derecha que hoy está representada por el partido Les Républicains. Pero no lograron ganar en ninguna metrópoli. Los electores prefirieron a auténticos representantes de derecha o de izquierda, pero no ese supuesto “centro” que no es ni lo uno ni lo otro. Dos resultados ilustran esta defección: en París, el partido de Macron obtendrá 6 concejales de un total de 163 que componen el consistorio. En Estrasburgo, donde gobernó por más de diez años un socialista que se convirtió al macronismo recientemente, ganó el candidato del partido verde. En otros resultados, la derecha conserva sus plazas históricas, como la ciudad de Niza. La extrema derecha conquista la sureña ciudad de Perpiñán, pero recula en el número de concejales municipales con relación a los obtenidos en los comicios de 2014.

El gran perdedor es el partido de Macron: su partido, La República en Marcha, es un conglomerado de quienes “oportunamente” se salieron del Partido Socialista y de la derecha que hoy está representada por el partido Les Républicains. 

Así, las grandes triunfadoras son las fuerzas ecologistas y la izquierda. Este resultado no es fruto del azar. Es el producto de un trabajo constante y consciente de dirigentes políticos, militantes, sindicalistas, activistas de base, prensa, intelectuales que desde hace años trabajan por la unión de las fuerzas de izquierda y la ecología. La contestación al actual rumbo de la sociedad francesa y un dique contra el capitalismo depredador y generador de desigualdades. El voto expresa un descontento profundo que ha tomado forma a través de varias protestas que han llevado a la calle a cientos de miles de franceses. La protesta más conocida en el exterior, por su espontaneidad y violencia, es la de los gilets jaunes (chalecos amarillos). En realidad, ésta se suma a muchas otras protestas contra las reformas laborales, contra las reformas pensionales, contra el manejo ambiental. –

Lo novedoso de la contienda política francesa es que los ecologistas han optado, ahora sí, por ser abiertamente de izquierdas. En su análisis, ponen en un mismo plano la lucha contra las desigualdades y la lucha por el clima. Exigen una mayor tributación del capital parásito y del que deja huellas de carbono. Defienden medidas como la protección a los agricultores y la biodiversidad en oposición a la agroindustria y el monocultivo. Defienden el uso de energías verdes y piden más impuestos para los grandes automóviles que dejan huella de carbono.

Los partidos de izquierda, además de luchar contra las desigualdades, la defensa de los bienes públicos o los derechos de los trabajadores, defienden el derecho a una mayor calidad de vida. Piden desarrollar los transportes verdes como el tren o la bicicleta. Saben que los derechos de los trabajadores no pueden reñir con el derecho a vivir en un planeta sano. 

Por supuesto, tienen aún diferencias cuando se trata de aterrizar ciertas propuestas, pero en términos generales saben que caminan en la misma dirección. Hoy, los programas ecologistas y de izquierda son convergentes, como se ve por ejemplo en la “Convención ciudadana por el clima”. Esta asamblea de 150 ciudadanos escogidos al azar, convocada por Macron para dar respuesta a las peticiones de los gilets jaunes, acaba de presentar sus propuestas luego de nueve meses de deliberación. Sus medidas incluyen la reducción de la semana laboral para crear más empleo, una mayor tributación a las empresas acaudaladas, avanzar en la justicia social, limitar la velocidad en autopistas para disminuir la polución, prohibir el uso de pesticidas en la agricultura, tipificar el delito de ecocidio, etcétera. 

En suma, es este esfuerzo programático en el que se viene trabajando desde hace años ha sido recompensado en las elecciones municipales de junio de 2020. El primer paso se ha dado y el entusiasmo se incrementa en el ala progresista de Francia. Por supuesto, aun hay muchos temas por decantar tales como la abstención, en particular la que ocurre entre los sectores populares, amén de las difíciles alianzas en la región parisina entre el partido de Mélenchon, La France Insoumise, y los partidos de izquierda. En resumidas cuentas: la lucha por la hegemonía dentro de la izquierda más radical. El espectro de las izquierdas es amplio, puesto que va desde los insoumis al Partido Socialista, el Partido Comunista, formaciones de izquierda menores e independientes, hasta las candidaturas que no pertenecen a ningún partido pero que forman listas de divers gauche (izquierda variopinta). 

Las elecciones demostraron, además, que el Partido Socialista, que tuvo una crisis profunda a raíz del escándalo Strauss-Kahn y la huida de su derecha hacia el macronismo, sigue vivo, pero con una novedad: un partido de centro-izquierda dispuesto a hacer alianzas con la izquierda propiamente dicha y la izquierda más radical. 

¿Podría replicarse este resultado en las elecciones presidenciales y legislativas de 2022? Es la pregunta que todos se hacen. La respuesta depende de la capacidad que tengan las fuerzas de izquierda y ecologistas de superar los liderazgos individualistas y el mesianismo, y siga profundizando las alianzas programáticas. 

Doctora en sociologia. Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris. Investigadora asociada Urmis, Universidad Paris Diderot. Publica en revistas y prensa, y en sus dos blogs: ojo de perdiz (feminista, político, literario) y el más académico kaleidoscope (género, migraciones, violencia).

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