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“Syriza es una herida para la izquierda”: Corina Vasilipoulou

Los países ricos de Europa prefieren pagar a Grecia para que tenga a los refugiados antes que buscar una solución de fondo.

Campo de refugiados en Grecia

Campo de refugiados en Grecia. Foto cedida por el europarlamentario Miguel Urbán

Corina Vasilipoulou, periodista griega, fue diputada regional por el partido Syriza en la región de Ática. Ha colaborado para medios españoles como la Cadena Ser y el periódico El Mundo.  En Atenas ha contribuido con la edición helena de Le Monde Diplomatique y con el periódico Eleftherotypia. Actualmente  labora con efsyn , el periódico de los periodistas, medio independiente con una gran audiencia en Grecia. Corina, quien vive actualmente en Atenas, concedió esta entrevista para EL COMEJÉN:  

La crisis de los refugiados es una bomba de relojería. ¿Cómo la vive la población griega?

Es un asunto que afecta mucho a Grecia, sobre todo en los últimos cinco años. Es un problema que no tiene una solución fácil y que no sólo compete a Grecia, puesto que es de carácter global. Los países ricos de Europa le han dejado todo el peso del problema a los países de entrada que principalmente son Italia y Grecia. Por estos días la crisis se agravó en vista del incendio que se produjo en el campamento de Moria que cobijaba alrededor de unas trece mil personas. Esto ha provocado que miles de refugiados hayan quedado a la intemperie, deambulando por las calles de la isla de Lesbos.

El Gobierno de Grecia quiere hacer un nuevo campamento, mejor, ampliar uno que ya existe en Kara Tepe, isla de Lesbos. Hasta allí ha trasladado a cinco mil refugiados y los que quedan en la calle los irán incorporando a ese mismo lugar. Grecia está gobernada actualmente por Nueva Democracia, un partido de derecha que quiere fidelizar a sus votantes más derechistas empleando una retórica contra la migración. El Gobierno propone que los inmigrantes, independientemente de su estatus legal, deben permanecer encerrados en un mismo lugar y custodiados por la policía o el ejército hasta que sea resuelta la situación de los solicitantes de asilo.

El discurso gubernamental ha dado pie a que varios líderes locales de Lesbos y otros lugares de Grecia, empleen un lenguaje xenófobo, y rechazan que en sus jurisdicciones se levanten campamentos de acogida o instalaciones para los inmigrantes o refugiados. Los más extremistas son partidarios de impedir que los niños puedan asistir a la escuela. Hay un aumento de la xenofobia y el racismo en el país. Aunque el partido fascista Amanecer Dorado no pudo entrar en el Parlamento, gran parte de sus votantes apoyaron a otras facciones de derecha. 

Mientras la Unión Europea no apoye a países como Grecia la situación seguirá empeorando. Los países ricos de Europa prefieren pagar a Grecia para que tenga a los refugiados antes que buscar una solución de fondo. La mayoría de estos países no quieren saber nada de refugiados. Alemania ha recibido una parte y se puede solucionar a medias el asunto de los 400 menores de edad que estaban en el campo de Moria durante el incendio. Mientras no haya una política unificada de la Unión Europea frente a esta crisis seremos nosotros los que paguemos las consecuencias. No veo a la Unión Europea comprometida con la crisis migratoria, puesto que gobernantes como Sebastian Kurz de Austria o Víctor Orbán de Hungría se niegan a recibir refugiados.     

Petros Markaris, en su trilogía negropolicial retrató la crisis económica griega. ¿Cómo la está viviendo el ciudadano de a pie?

El escritor Petros Markaris describió en los últimos años la crisis económica griega. El ciudadano griego ha perdido lo que se conocía como la normalidad o tranquilidad. Esa relativa tranquilidad que podía garantizar el sistema capitalista. Atravesamos un periodo muy duro, durísimo, con las medidas o paquete económico aplicado por la banca europea. Cuando la gente empezó a tomar un poco de aire, después de las asfixiantes mediadas económicas, se vino la pandemia. Volvimos a un nuevo periodo de incertidumbre y de empobrecimiento. El paro está alrededor de un 17%, muchos negocios fueron cerrados definitivamente, como los hoteles que en el pasado recibían miles de turistas. Los trabajadores que fueron despedidos por el cierre de empresas tratan de sobrevivir con las pequeñas ayudas que otorga el Estado. No soy optimista, no somos optimistas porque el virus está vivo y se muestra más agresivo. 

Corina Vasilopoulou, periodista del periódico efsyn

Los griegos no estamos seguros de nada. No sabemos lo que ocurrirá en los próximos días. La recesión en Grecia durante el 2020 se cuantifica en un 9,8 % del PIB, con el agravante de que durante la crisis económica de hace unos años el país perdió el 20% de su PIB. Aguantamos, pero la vida de la mayoría de la gente es de restricciones por el virus, pero también por la incertidumbre económica. Las personas que aún conservamos algún tipo de trabajo no sabemos cómo será nuestra situación el próximo año. En resumen, Grecia es un país debilitado por la crisis económica y las mediadas de “rescate” que nos machacaron y afronta una nueva crisis originada por la pandemia.  

¿Qué está pasando en Grecia con relación a la peste?

En la primera fase de la pandemia, por allá en el mes de marzo, el Gobierno reaccionó con rapidez, ordenó la cuarentena que trajo consecuencias económicas graves, pero en materia sanitaria tuvo un buen efecto porque se pudo contener la expansión del virus. Se esperaba que el Gobierno, a pesar de sus posiciones neoliberales, reforzaría el sistema de salud pública por considerarlo vital para el país, pero esto no ocurrió. 

Grecia salió de la cuarentena sin un plan gubernamental que impidiera los rebrotes. Fue así como abrió el turismo sin ningún tipo de restricciones. Sólo se hacían test rápidos y selectivos a la gente que venía del exterior del país. Se vendió al mundo que Grecia era un país covid free, como un lugar en el que se podía vacacionar sin riesgos de contagio. Fue un mensaje equivocado, falso. La gente se relajó y desechó las medidas sanitarias que se implantaron al principio (uso de mascarilla, distanciamiento, evitar las conglomeraciones, aseo, etcétera), y fue así que en el mes de julio se notó un incremento del número de infectados. 

La región de Ática, en la que se encuentra Atenas, la capital, hay un aumento de los casos diarios, las camas disponibles en las UCI disminuyen y se corre el peligro de saturación. El Gobierno no aumentó durante la cuarentena la plantilla de médicos y enfermeros con contratos fijos y creó muy pocas camas en las UCI. Atenas está al borde de vivir una nueva cuarentena para evitar una situación descontrolada. Posiblemente sea un confinamiento no tan exigente como el anterior. Ahora mismo tenemos restricciones en Atenas. Algunas personas teletrabajamos. La mayoría de mis compañeros del periódico efsyn trabajamos desde casa por decisión propia, en vista de que nuestras dependencias son pequeñas y es imposible guardar las medidas de distanciamiento. El nuevo confinamiento traerá nuevas secuelas sociales porque nuestra economía está muy debilitada. En Grecia se juntan tres factores: la debilidad económica, el virus y un gobierno de derecha que por ideología no piensa en el pueblo. Esto me hace pensar con cierto pesimismo sobre el futuro de nuestro país.

¿Qué ha pasado con Syriza? ¿Qué alternativas políticas se perfilan en Grecia?

La historia de Syriza, desde mi punto de vista que comparten otras personas, es una herida para la izquierda y para la gente que tenemos una visión más socialista, más comprometida con el pueblo. Syriza fue elegida por el pueblo griego para que pusiera freno a los memorándums de la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), las políticas de austeridad. Sabemos lo que pasó: el Gobierno de Syriza adoptó las medidas de austeridad y adoptó un nuevo paquete de rescate que machacó lo poco que había quedado para machacar. Syriza siguió con las privatizaciones de bienes públicos, agravó a la población con nuevos impuestos. Todo esto lo hizo con un discurso arrogante, adoptando políticas neoliberales, pero con retórica de izquierda. No es extraño entonces que Syriza perdiera las elecciones en julio de 2019. Sus políticas fracasaron y después de cuatro años en el poder perdió ante Nueva Democracia, un partido de derecha. La gente prefirió elegir a la derecha original y no la copia. 

A corto plazo no veo muchas alterativas políticas. El Partido Comunista Griego (KKE) que por lo general tiene interpretaciones acertadas sobre el sistema capitalista y la realidad internacional, sigue muy apegado a una mentalidad estalinista que no le permite avanzar y se encuentra estancado en un 5% electoral (15 escaños en el Parlamento). MeRA 25 (Frente Europeo de Desobediencia Realista), el partido fundado por el exministro de finanzas Yanis Varoufakis, intenta hacer alguna cosa, pero es muy poco, porque es el partido de una persona y no responde a una propuesta de izquierda plural, colectiva. 

Syriza no es hoy un partido de izquierda, es un partido de centro. Si alguien busca una posición centrista la encuentra en Syriza. Una solución de izquierda que seduzca a la gente no sé de dónde podría venir, porque el Partido Comunista está muy debilitado y tiene algo de responsabilidad en las medidas que nos impusieron en el 2010. Soy muy pesimista, pero una respuesta de izquierda, de verdad, no la veo en este momento. 

Como el tiempo y los acontecimientos pasan muy rápido y además llegan situaciones inesperadas como el coronavirus, es posible que el panorama político cambie, evolucione hacia una situación nueva. En Grecia hemos vivido en los últimos diez años unos cambios muy radicales. Nadie se imaginaba que Syriza pasaría de partido de oposición a partido de gobierno. Y que su gobierno fuera un hecho anecdótico que sólo duró cuatro años. A pesar de mi pesimismo, tengo la esperanza de que la rápida dinámica política permita el surgimiento de nuevas fuerzas que ahora no podemos ver. El actual escenario político no es favorable para la izquierda, pero en Grecia todo puede cambiar rápidamente. 

EL COMEJÉN, recomienda la lectura de la trilogía negrocriminal de Petros Márkaris sobre la crisis griega: Con el agua al cuello, Liquidación final y Pan, educación y libertad

Equipo de redacción El Comején.

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