Raúl Tola es bien conocido en Perú, país en el que nació. Una voz autorizada para hacernos entender los dramáticos acontecimientos que por estos días sacuden a Lima y otras ciudades peruanas. Periodista y escritor. Ha sido colaborador de la revista Sí, el diario El Sol, las revistas Quehacer y Caretas. Presentador de noticieros, programas de debate y entrevistas en Canal N, América Televisión, Panamericana Televisión y TV Perú. Entre sus obras destacamos Noche de cuervos, que fue llevada al cine bajo el título Bala perdida; Heridas Privadas, Toque de queda y Flores Amarillas. Raúl, asediado por diversos medios que buscan informar sobre lo que ocurre en Perú, sacó un tiempo para los lectores de EL COMEJÉN. Aquí lo que nos dijo:
EC: Hay un denominador común en el origen de la actual crisis en Perú: la corrupción. En un texto publicado recientemente en El País de España usted dice que Perú “ha entrado en una etapa de franca descomposición”. ¿A qué se refiere con eso?
RT: Cuando hablo de la descomposición en la que ha entrado el Perú me refiero a que durante toda la historia del Perú que, además, es regla general en el mundo, las mafias han vivido enfrentadas al Estado. Lo que ha ocurrido en el Perú, me da la impresión, es que, en los últimos años, probablemente en la última década, poco a poco las mafias han empezado a infiltrar al Estado. Ya no para enfrentarse a él sino para coparlo, controlarlo y sacar adelante sus iniciativas desde el interior del Estado.
Los últimos presidentes del Perú han estado presos, o con detención domiciliaria, o con prohibición de salida del país. Alan García se suicidó.
Mafias como el narcotráfico, la minería ilegal, las universidades de mala calidad que se resisten a una reforma universitaria, la corrupción de Odebrecht, y la corrupción judicial. Todas están presentes en el Estado y tienen representación en el actual Congreso, que es el Congreso que evacuó a Martín Vizcarra, y que a regañadientes terminó aceptando la fórmula de transición que significa la presidencia de Francisco Sagasti.
A eso me refiero con que el Perú está viviendo un proceso de descomposición que, si no frenamos, si no revertimos, puede ser nefasto; y ya va comenzando a demostrar las primeras consecuencias de lo que puede ser. Un quiebre democrático y, además, una puesta al servicio de los peores intereses nacionales de la política. Sin duda, una forma mercantilista y corrupta y delincuencial de hacer política.
EC: ¿Cómo es el mapa político del Perú hoy?, ¿Cuáles son los intereses más importantes en juego y quiénes los representan?
RT: Actualmente los intereses presentes en el Congreso son justamente los que mencioné anteriormente. Intereses individuales, mercantilistas y en muchos casos delincuenciales. Está la mafia de personas vinculadas a la corrupción de Odebrecht, que en el Perú avanzó muchísimo judicialmente, junto con Brasil, son los dos capítulos del caso en el que más se ha avanzado.
Los últimos presidentes del Perú han estado presos, o con detención domiciliaria, o con prohibición de salida del país. Alan García se suicidó. Alejandro Toledo está detenido en los Estados Unidos esperando su extradición, por ejemplo. La corrupción de Odebrecht está muy presente en el Congreso. Hay personas con representación en el Congreso que están involucradas también en este caso. Keiko Fujimori, por ejemplo, tiene bancada en el Congreso. José Luna Gálvez también está involucrado en el caso de Odebrecht y tiene una de las bancadas más importantes del Congreso. Así que esos intereses están presentes. Luego están los intereses judiciales. Hay una mafia en el Perú, que se descubrió aproximadamente hace un año, que es la mafia de los “Cuellos blancos del puerto”. Una mafia de fiscales y jueces del Callao que terminó escalando hasta el Concejo Nacional de la Magistratura, el órgano que se encargaba de nombrar y administrar justicia entre los jueces. Esa mafia de los “Cuellos blancos del puerto” también está presente en el Congreso.
Los seguidores de las bandas de K-pop coreano tuvieron también un papel protagónico en estas manifestaciones.
También está José Luna Gálvez y el fujimorismo, por ejemplo, involucrados en el caso de los “Cuellos blancos del puerto”. Están también las universidades de baja calidad. En 1998 se expidió durante el Gobierno de Alberto Fujimori una norma que permitía la privatización indiscriminada de la educación superior, es decir, todo el mundo podía abrir una universidad cumpliendo unos requisitos mínimos, que se han revelado como insuficientes para garantizar una mínima calidad universitaria. En el Perú, a partir de ese momento, tener una universidad era tener una estera y una silla. Cualquiera podía tener una universidad, y entonces en los últimos años se emprendió una reforma universitaria para tratar de corregirlo, porque las universidades de mala calidad han generado enormes fortunas.
Tanto así que hay dueños de universidades de esta naturaleza que son dueños de bancadas como, por ejemplo, el señor José Luna Gálvez, que ha hecho todo lo posible para que la reforma universitaria se frene y no siga avanzando. El Gobierno de Martín Vizcarra emprendió una reforma política que también ha tratado de ser detenida, revertida por parte de las camarillas del Congreso que se verían perjudicadas frente al avance de esa reforma política. En fin, hay muchos intereses que confluyen en esa circunstancia que estamos viviendo los peruanos.
El día de su defensa, ante la vacancia, Martín Vizcarra reveló que había 68 congresistas con investigaciones abiertas, así que el Congreso se ha convertido en una guarida de facinerosos y todo eso ha confluido. No estamos hablando, creo yo, de lógica política. Lo que están haciendo estos congresistas y sus camarillas es la lógica de la supervivencia. Es decir, son capaces de cualquier cosa con tal de no ir a la cárcel, de no perder sus negocios.
Otros intereses que confluyen ahí también, y que no podemos olvidarlos, son los intereses de Antauro Humala, el hermano del ex presidente Ollanta Humala. Él está preso por una asonada llamada el “andahuaylazo” donde murieron cuatro policías y él tiene una representación en el Congreso también. De hecho, el partido de Antauro Humala fue el partido que planteó la vacancia a Vizcarra. ¿Y cuál es la agenda del partido de Antauro Humala, de Unión por el Perú (UPP)? Pues conseguir que el presidente indulte a Humala, que lo saque de la cárcel. Así que ya ves que hay tanto en juego, pero nada sano, nada altruista.
EC: La gente se ha tomado las calles, hay dos muertos y Merino ha renunciado. ¿Qué lectura hace usted de este movimiento?, ¿Es un movimiento que puede crecer de cara a las elecciones del 2021?, ¿Qué horizonte puede llegar a tener?
RT: En efecto hubo manifestaciones multitudinarias en las calles en todo el país. Cientos de miles de personas salieron a marchar, a protestar y otras tantas se quedaron en sus casas haciendo cacerolazos. Yo creo que es una manifestación absolutamente extraordinaria, creo que los jóvenes de 20 años le han dado una lección al país. Seguramente será un caso de estudio en el futuro porque han intervenido elementos tecnológicos con los que antes no se soñaba. Fue muy relevante el Tik Tok para movilizar a los jóvenes. Los seguidores de las bandas de K-pop coreano tuvieron también un papel protagónico en estas manifestaciones.
Así que es un nuevo Perú, un Perú moderno, que no acepta las imposiciones. Creo que es un Perú que se revela nuevamente, que no es un país apático, en contra de lo que se ha dicho muchas veces, y creo también que es el resultado de 20 años de democracia. El Perú ha vivido desde la caída del Gobierno de Fujimori su periodo democrático más extenso y creo que la democracia ha permeado a los ciudadanos, que han descubierto las virtudes de vivir en democracia y de vivir en libertad.
Creo que una vez que esos conceptos permean a la sociedad son muy difíciles de revertir porque inmediatamente la sociedad reacciona, se articula y salta a las calles, que es lo que ha pasado en el Perú. Creo que lo que ha producido estas marchas es un comienzo de una posibilidad de transición democrática. El Gobierno de Francisco Sagasti ha nacido del consenso de estas manifestaciones. Es un Gobierno que me parece que es aprobado por estas manifestaciones.
Me parece que el llamado a una constituyente está en la agenda, pero no es uno de los temas prioritarios ahora mismo.
Lo que hizo Sagasti apenas asumió la presidencia del Congreso, lo que lo pone a un paso de ser presidente del país, fue salir a saludar a la manifestación que estaba en la puerta del Congreso. Un gesto que no hubiera podido hacer Manuel Merino, que hubiera salido despedazado probablemente si hacía lo mismo. Y creo que esto habla de un divorcio entre la clase política y la calle, claramente. Y ojalá el Gobierno de Sagasti encare esta transición a la altura.
Yo creo que sí, es una persona de primera Sagasti y va a ser muy importante la conformación del gabinete de ministros, que tendrá que ser un gabinete de ancha base, de peruanos notables, que congreguen, que no tengan mancha de corrupción, y que puedan sacar adelante esta transición democrática que enfrentará muchísimos problemas, porque los intereses que están presenten en el Congreso pues no van a extinguirse, no van a desaparecer así no más. Desde el Congreso seguirán manifestándose esos intereses y estoy seguro de que seguirá habiendo intentos por quebrar el orden democrático.
EC: ¿Ve usted alguna alternativa? ¿Qué piensa del llamado a crear a una constituyente?
RT: Me parece que el llamado a una constituyente está en la agenda, pero no es uno de los temas prioritarios ahora mismo. Es mi impresión. Hay un sector de la sociedad que efectivamente está pidiendo una nueva Constitución, un poco también en la estela de lo que ocurrió en Chile, pero ahora mismo la sensación que tengo es que las prioridades son la lucha contra la corrupción y la defensa de la democracia, no el cambio de una constitución. Me parece que ese es un debate que está en el ambiente, pero que no hay condiciones actualmente dadas para hablar de una asamblea constituyente. Es muy difícil. Habría primero que sacar adelante esta transición democrática con este Congreso adverso, antidemocrático y delincuencial para hablar de una salida de esa naturaleza. Tampoco estoy seguro de que sea la mejor de las salidas.
Comprendo que hay argumentos a favor del cambio de la Constitución y de la instauración de una nueva, pero también hay argumentos a favor de modificaciones específicas en la actual Constitución. En todo caso me parece que en la agenda ese no es el tema prioritario, sino el fin del mercantilismo presente en el Congreso, de la corrupción, y de los modales delincuenciales y autoritarios que han aflorado en esta semana.
EC: Pareciera que las movilizaciones ocurridas en Chile, Colombia y Ecuador el año pasado van creciendo y expandiéndose. ¿Cómo ve usted a Perú en el contexto regional actual?
RT: Yo creo que Perú ha demostrado ser un país que valora su democracia y que valora su libertad. Creo que eso es fundamental dentro de lo que hemos visto en estas manifestaciones. Creo que es un país que vuelve a demostrar que salta cada vez que su democracia y su libertad es atentada como ocurrió en el año 2000 con las manifestaciones multitudinarias contra el Gobierno de Alberto Fujimori.
No sé si son dinámicas similares las que vive el país a la que vive, por ejemplo, Chile. Me parece que esta es una repuesta a hechos muy concretos como la vacancia presidencial. No siento que esto se parezca al estallido social en Chile, que tiene que ver con la desigualdad, que está también presente en el Perú, pero que no es uno de los puntos prioritarios de la agenda, como no lo es el cambio de la Constitución. Es decir, estamos ante un movimiento que ha nacido, pero no sabemos que vida tendrá y no sabemos hacia a donde se conducirá ahora mismo, pero que en concreto ha tenido una primera gran victoria, que es una apuesta por una transición democrática dentro de los límites de la ley y creo que sería prematuro aventurar un pronóstico. Es decir, no podría afirmar que se vaya a parecer a Chile lo que está pasando en el Perú, y creo que va a ser muy importante, sobre todo el reflejo de esto que estamos viendo en estos días en las elecciones del próximo año.
Inti y Brian, dos muchachos de 22 y 24 años que salieron a marchar pacíficamente por un Perú mejor y que no volvieron a sus casas.
Solo faltan cinco meses para abril, cuando será la votación para elegir un nuevo presidente. Mi impresión es que lo que ha ocurrido aquí va a tener un gran impacto en esa votación en los candidatos que resulten favoritos, en los que encabecen la votación, pero sobre todo en quienes no tengan ninguna opción porque muchos candidatos presidenciales han tomado posiciones la verdad, bastante lamentables en contra de las manifestaciones y a favor del Gobierno de Manuel Merino. Yo creo que esos serán pronto descartados por la población. Quisiera terminar recordando a los muchachos que dentro de estas manifestaciones fallecieron. Inti y Brian, dos muchachos de 22 y 24 años que salieron a marchar pacíficamente por un Perú mejor y que no volvieron a sus casas. Yo creo que ellos tienen que estar presentes en la mente de todos en los meses que vienen y en el futuro de nuestro país.