Pamela Urrutia Arestizábal, con estudios en la Universidad Católica de Chile y el Institut Barcelona d’Estudis Internacionals (IBEI), es la persona que en la Escola de Cultura de Pau de la Universidad Autónoma de Barcelona investiga y sigue los acontecimientos en el norte de África. Pamela, es además integrante del Foro de Investigación del Mundo Árabe y Musulmán (FIMAM), forma parte de la junta directiva de la sección española de la Women’s International League for Peace and Freedom (WILPF) y es vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ).
En el llamado tampón de Guerguerat se han presentado hostilidades entre el Frente Polisario (Frente Popular por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro) y militares marroquíes. EL COMEJÉN, conversó con Pamela sobre este añejo litigio de origen colonial. Esto nos explicó:
¿Qué significa la declaración de guerra del Frente Polisario al Reino de Marruecos?
Significa que el Frente Polisario rompe el cese al fuego acordado desde hace unas tres décadas, a raíz de unas acciones de Marruecos en la región de Guerguerat, cerca a Mauritania, en la que se ha mantenido un estado de tensión en los últimos meses. La decisión del Frente Polisario se entiende como una intención de alterar el estatu quo y visibilizar la política de silenciamiento del conflicto, la cual ha sido la estrategia de Marruecos para consolidar su dominio sobre el Sahara. Es también una presión por parte de las nuevas generaciones de saharauis que viven frustrados en los campamentos de refugiados.
Marruecos ha evitado emplear la palabra “guerra” y dice que se defenderá si es atacado. Algunas fuentes aseguran que Marruecos ha aumentado su presencia militar en la zona ocupada del Sahara Occidental, especialmente en El Aaiun.
¿Por qué razones no se ha podido ejecutar la resolución 22/12/1995 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, respecto al referéndum libre?
El referéndum quedó bloqueado por las diferencias de criterios en cuanto al establecimiento del censo electoral y sobre quienes debían votar. El referéndum debía definir si el Sahara Occidental se convertiría en un nuevo Estado independiente o en una región autónoma integrada al Reino de Marruecos. Con el paso del tiempo las resoluciones del Consejo de Seguridad se han ido decantando en favor de las tesis de Marruecos, es decir descartar el referéndum y optar por un acuerdo directo entre las partes, a pesar de que el nombre de la misión indica lo contrario: Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO). Con el tiempo el mandato de la misión se ha ido acotando, hasta el punto de reducirse a tres aspectos: mantenimiento el alto el fuego, reducir la amenaza de las minas sembradas en la zona y que no han explotado, y apoyar medidas de confianza entre las partes.
Las negociaciones que estuvieron estancadas por muchos años se reactivaron en el 2018 pero volvieron a bloquearse en 2019, a lo que se sumó la renuncia del enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas para el Sahara por motivos de salud, sin que se haya nombrado su relevo. Esta ausencia afecta al proceso, porque no hay quien lo reactive. Las partes no se han movido de sus posiciones: el Frente Polisario defiende la libre autodeterminación mediante la vía del referéndum y Marruecos considera al Sahara Occidental como una de sus provincias y solo esta dispuesto a conceder algún tipo de autonomía al territorio en litigio.
¿Qué papel juega España en este litigio y cuál ha sido su actitud?
En noviembre de 1975 España firmó el Acuerdo tripartito de Madrid (España, Marruecos y Mauritania), mediante el cual se dio la administración del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania. Este acuerdo no ha sido reconocido por la comunidad internacional ni por Naciones Unidas, que consideran al Sahara Occidental como un territorio pendiente de descolonización y tampoco reconocen la soberanía de Marruecos sobre él. La posición de España -considerada oficialmente por Naciones Unidas como la potencia administradora del territorio- está marcada por conflictos de intereses. El Gobierno tiene la presión de una parte de la sociedad española que se identifica con la causa de los saharauis y pide una actitud más explícita y directa. Por otra parte está el deseo gubernamental de mantener unas relaciones cordiales con Marruecos, un país con el que se mantienen importantes intereses comerciales y estratégicos, amén del papel que juega Rabat en el control de la migración, un asunto que preocupa mucho a España. El Gobierno que preside Pedro Sánchez se ha limitado a respaldar los esfuerzos del secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres dirigidas a respetar el alto el fuego en el Sahara.
¿Qué interés tiene Argelia en este conflicto?
Argelia es el principal valedor y apoyo del Frente Polisario y ha acogido en su territorio a la mayor parte de la población saharaui refugiada. Este apoyo de Argelia al Frente Polisario ha marcado la relación de antagonismo y enemistad histórica con Marruecos. Argelia vive además unas tensiones internas relacionadas con las protestas sociales contra el Gobierno. La pandemia de Covid-19 ha castigado a las autoridades argelinas y el propio presidente Abdelmedjid Tebboune fue hospitalizado y trasladado a Alemania. El parlamento y la cancillería argelina se han pronunciado contra las hostilidades de Marruecos en la zona del tampón de Guerguerat y llamado al cese de las acciones militares por las consecuencias que podrían traer a la región.
¿El eventual cambio de Gobierno en los Estados Unidos traerá alguna modificación de la situación en el Sahara Occidental?
Hay que esperar la evolución de los acontecimientos en los Estados Unidos para conocer la política exterior y mediática de Biden. Pero las previsiones del Gobierno de Biden en cuanto a su posición en el norte de África y Oriente Medio. En el norte de África se espera cierto continuismo de lo que han vendido haciendo desde hace años, enfocándose en la lucha contraterrorista. Estados Unidos considera a Marruecos como un aliado clave en la región y esto no va a cambiar.
Finalmente quiero destacar que dentro de los movimientos pacifistas hay un considerable grupo de mujeres, entre ellas varias feministas saharauis, que han apelado ante las autoridades españolas para que asuman su responsabilidad sobre el Sahara y activen sus acciones políticas para culminar el proceso de descolonización. Piden una mayor incitativa para resolver esta encrucijada. Una salida que no pase por la violencia y llaman al Frente Polisario a que desescale la actividad militar por las graves consecuencias que esto puede acarrear entre la población saharaui.