Todavía sigue siendo un misterio el nombre del candidato que se va a enfrentar a Petro en segunda vuelta presidencial en Colombia. Para nadie es un secreto que Petro sigue siendo hasta ahora el único candidato que enfrentaría a una posible coalición de centro-derecha. Aunque muchos analistas hablan de los “quíntuples”: Gaviria, Peñalosa, Gutiérrez, Echeverri y Fajardo. ¡Qué cantidad de gente! Cuando se decante la coalición, es seguro que en primera vuelta van los tres por los que apuesto, espero no equivocarme.
Pero una cosa sí es segura, ahora que el uribismo produce un inmenso rechazo, no cabe duda que el CD tiene una posibilidad muy lejana de imponer un candidato incluso en la primera vuelta presidencial. Se hace necesaria una coalición e incluso es una necesidad imperante, para enfrentar a Petro en todos los escenarios posibles. Alejandro Gaviria ya admitió que sin una convergencia que él llama de “centro” será imposible ganar. Acepta sin reparos que esta campaña política va a ser de coalición sin lugar a dudas.
La fórmula ya no es imponer un “mesías” como se ha hecho en los últimos 20 años en Colombia, ahora nos van a imponer a la “Santísima Trinidad” (no incluyo a Petro en la triada). En un país que históricamente ha manejado la doble moral cristiana, ahora se nos vienen con todas las formas de pensamiento. Mi moral, siendo más pagana y politeísta, me predice que los verdaderos dioses que están detrás de toda esta coalición de centro derecha son como la Triada Helipolitana. Los verdaderos dioses paganos que están detrás de estos posibles semidioses son: Juan Manuel Santos, César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez. Sin hablar de Char, que es otra historia.
El verdadero pulso político de la insistente coalición son estos tres expresidentes tan pasados de moda, pero con toda la maquinaria política lista para aceitarse en los primeros meses de 2022. Como todos sabemos, en Colombia se impondrá el que más votantes y dinero aporte para sacar no uno sino tres candidatos posibles en primera vuelta. De lo que suceda en ese momento saldrá el ganador para enfrentar a Petro en segunda vuelta. Todos estos “ex” están convencidos que van a imponer su candidato, incluyendo Uribe tan caído en las encuestas, que en este momento es el menos indicado para imponer nada.
Las bodegas uribistas previniendo la posible hecatombe del CD, ya están acomodándose y amenazando con voltearse si no pueden imponer sus candidatos en la consulta interna. Los genios bodegueros insisten en Cabal, pero es un hecho que la extrema derecha ya no pega en Colombia. Cabal representa a todo el geriátrico de la derecha y los militares retirados de Acore.
Los zuluaguistas creen que la tienen ganada toda con Zuluaga. Pero Uribe sigue en su encrucijada del corazón, desde la época de la seguridad democrática. Sabe que le va mejor con Federico Gutiérrez para medirse con los cinco precandidatos, para pasar en la siguiente etapa del reinado. El corazón de Uribe está entre Gutiérrez y Zuluaga. Tiene pocos días para decidirse, pero una cosa sí es cierta: no impondrá candidato ni en primera ni en segunda vuelta. Con Federico Gutiérrez, aunque no gane, le podría ir mejor; estaría más a la altura de Gaviria y Peñalosa solo para jugar a la precandidatura. Zuluaga la embarró cuando hizo su campaña presidencial pasada, dejó un mal sabor en sus votantes, él ya es historia pasada. De hecho, Zuluaga podría destruir una posible coalición de centro derecha, con su vieja tesis obsoleta de que le robaron las elecciones.
El CD ha dicho que en la consulta interna el precandidato o precandidata que ocupe el segundo lugar será la formula vicepresidencial del ganador. Dios quiera que no quede de segunda Cabal, podría hacerle mucho daño tanto a Zuluaga como a Gutiérrez. Pero conociendo a Uribe y su justicia salomónica, es posible que su fórmula sea Zuluaga-Gutiérrez. Cree que con este binomio es suficiente para imponerse, pero no la tendrá fácil.
La próxima campaña política será muy distinta a todas las anteriores. Nadie quiere más bodegas y matoneadores profesionales ensuciando las redes sociales. Con esta pandemia que ha cambiado sustancialmente la forma de ser y de pensar de todo el mundo, los posibles votantes están esperando un enfrentamiento de ideas y argumentos, no bodegas enfrentadas; se espera un debate de altura. Así que a las bodeguitas les iría mejor guardar sus memes y fotos alteradas para matonear en la red y no perjudicar a sus candidatos. Mejor dicho, no alejar votantes. Ojalá lo entiendan.
En días pasados en un foro de precandidatos, la señora Cabal prediciendo su posible derrota, pero sin aceptarla, dijo que en una eventual realidad se uniría a Peñalosa. Flaco favor le hizo, aunque el precandidato se lo agradeció. Inmediatamente las bodegas se enfilaron a enlazar a Peñalosa. Puede ser igual de contraproducente para Peñalosa, como ha sido para Uribe, que ese ejército de bodegueros perjudique su imagen y campaña. Con la quimera de algunos bodegueros que creen que por tener muchos seguidores son influencers. Están muy lejos de la realidad. Podría Peñalosa afrontar una desbandada en su partido y un ocaso como el de Uribe.
Ojalá Peñalosa imponga cordura a sus seguidores en este sentido como lo ha hecho Alejandro Gaviria. Peñalosa debe pronunciarse al respecto, qué clase de campaña quiere y qué tipo de seguidores va a tener. Gaviria en días pasados declaró que esa actitud de matoneo e irrespeto en las redes sociales es una actitud antidemocrática, que no respeta al que piensa diferente y si lo hace es tachado de bandido. Es un peligro que hay que derrotar con decencia y argumentos. Gaviria insiste que puede ser una amenaza que conlleva a la persecución y a la violencia.
Petro también ha demostrado en sus declaraciones, mucha cautela y equilibrio. El acoso y el abuso en las redes han sido muy contraproducentes para muchos políticos especialmente en los últimos dos años. Se necesita un debate de razones, una discusión con argumentos. Ese matoneo inmisericorde en las redes es una actitud absolutamente antidemocrática, una falta de educación y madurez política sin límites.
Todos los precandidatos están negando a su mesías como Pedro lo negó tres veces. Parecería que todos van de independientes, pero no es así, todos lo sabemos. César Gaviria, hábil político marrullero, experto en dividir o inclinar la balanza de poder, que ha impuesto su voluntad desde la muerte de Galán, sigue acostumbrado a jugar en ambos lados de la cancha. Gaviria es más volteado que un trasnochado, incluso más volteado que Vargas Lleras. Gaviria en este momento se encuentra históricamente en el medio de Uribe y Santos. Por eso insiste que es el único que podría hacer la coalición de centro derecha. Vargas Lleras todos sabemos que no va, pero seguro se lanza al senado a mandar desde allá, eso ya está más que cuadrado.
En la era Biden es imposible que Uribe imponga candidato, de eso no queda la menor duda. El mejor escenario posible hipotético en segunda vuelta sería una contienda entre Gustavo Petro y Alejandro Gaviria, lo mejor que le podría suceder a Colombia. Creo que Alejandro Gaviria sería un mal menor comparado con otros candidatos de la coalición de centro. No estamos condenados a los extremos.
Hey, you, what do you see?
Something beautiful, something free?
Hey, you, are you trying to be mean?
You live with apes man, it’s hard to be clean
(Oye tú, ¿qué ves?
¿Algo hermoso o algo libre?
Oye tú, ¿estás tratando de ser malo?
Si vives con el hombre de los simios, es difícil estar limpio)