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Los hombres de negro de Amazon

La empresa subcontrata a lxs trabajadorxs a través de agencias de empleo, lo que significa que las personas que trabajan allí tienen contratos a corto plazo, en general renovables cada mes, por lo que continuamente se enfrentan a la precariedad laboral.

Amazon

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

La tienda en línea más grande del mundo refuerza constantemente su imagen como el peor empleador de la historia. Recientemente, un periodista de Vice dio a conocer dos anuncios de trabajo publicados por la empresa. Amazon buscaba personas con experiencia en trabajos de inteligencia para identificar los riesgos derivados de los intentos de sindicalización de lxs empleadxs y para controlar a aquellxs organizando acciones contra la empresa, tanto dentro como fuera de ella.

Si bien Amazon eliminó los anuncios después de que Vice publicara el artículo, éstos aún se encuentran en un archivo en línea. La compañía buscaba un «Analista de Inteligencia» y un «Analista de Inteligencia Senior», para incorporar al departamento de Seguridad e Inteligencia. Las grandes empresas suelen tener este tipo de unidades, encargadas de velar por la seguridad de la producción y la logística, llevar a cabo espionaje económico y tomar medidas contra los departamentos de inteligencia externos. Los anuncios de empleo de Amazon no habrían resultado inusuales en lo absoluto, si no hubiese sido por su énfasis en el «seguimiento de los riesgos derivados de los sindicatos». Más allá de la ilegalidad del seguimiento y la neutralización de las actividades de las organizaciones de trabajadorxs, los anuncios demuestran, una vez más, el tipo de filosofía adoptada por la empresa con respecto a sus empleadxs.

Amazon es la tienda virtual más grande del mundo. En 2019, la compañía fue considerada la marca más valiosa a nivel mundial, destronando a Google.

Las condiciones de trabajo en los centros de distribución de Amazon han sido descritas en muchas ocasiones por la prensa polaca e internacional. Los testimonios de lxs trabajadorxs y el informe de la Inspección Nacional de Trabajo de Polonia indican que lxs obrerxs de Amazon se ven obligadxs a realizar trabajos extremadamente duros, al tiempo que su eficiencia es meticulosamente vigilada. En Polonia, la empresa subcontrata a lxs trabajadorxs a través de agencias de empleo, lo que significa que las personas que trabajan allí tienen contratos a corto plazo, en general renovables cada mes, por lo que continuamente se enfrentan a la precariedad laboral.

En todo el mundo los trabajadores de Amazon se quejan de este mismo trato. Su situación se agravó con la pandemia del coronavirus que produjo un gran aumento en los pedidos, mientras que la infraestructura de la empresa resultó ser inadecuada para hacer frente a ese repentino incremento. Se detectaron brotes del virus en los centros de distribución de Amazon porque –según lxs propixs trabajadorxs– la empresa no adoptó las precauciones sanitarias adecuadas. En Nueva York, Chris Smalls inició una protesta, exigiendo que se establecieran medidas de seguridad apropiadas en los centros de distribución. Como respuesta, Amazon despidió a Smalls y orquestó una campaña en línea de odio en su contra. El gigante del mercado del comercio electrónico también ha ganado notoriedad por bloquear los esfuerzos de sindicalización de sus trabajadorxs.

Amazon también ha reaccionado rápidamente contra la participación de activistas y medios de comunicación en la protección de los derechos de sus trabajadorxs. Anna Rozwadowska, periodista de un importante diario polaco, «Gazeta Wyborcza«, quien ha publicado una serie de artículos sobre las actividades de Amazon en Polonia, recibió una carta de la empresa acusándola de escribir textos «sesgados» y «carentes de integridad». El representante de Amazon en Polonia la amenazó con emprender acciones judiciales si no los modificaba. La Fundación Helsinki para los Derechos Humanos calificó la carta como un intento de intimidación hacia la periodista.

Los dos cargos para el departamento de inteligencia de Amazon que se intentaban llenar con los anuncios de empleo también tenían la tarea de vigilar a periodistas, activistas y actividades externas que buscaran empañar la imagen de la empresa. Una imagen que, hay que añadir, ha sido constantemente mala. Parecería lógico suponer que existe una solución simple que no requiere la contratación de «hombres de negro». La clave para mejorar la imagen de la empresa está en mejorar las condiciones laborales. Sin embargo, la administración de Amazon aplica una lógica diferente que, como muestran las cifras financieras de la empresa, es efectivamente rentable.

Tras el aumento en sus cifras de empleo, durante y a causa de la pandemia de coronavirus, alrededor de un millón de personas en todo el mundo trabajan actualmente para Amazon.

Esto se debe a que Amazon es la tienda virtual más grande del mundo. En 2019, la compañía fue considerada la marca más valiosa a nivel mundial, destronando a Google. Jeff Bezos, el fundador y propietario de las acciones mayoritarias de la empresa ostenta actualmente el título del hombre más rico del mundo (según el ranking de Bloomberg).

Como tal, superó a Bill Gates y se convirtió en la primera persona en acumular una riqueza de más de 200 mil millones de dólares. Recientemente, medios de comunicación informaron que MacKenzie Scott, la ex esposa de Bezos, se convirtió en la mujer más rica del mundo, superando a Françoise Bettencourt Meyers, heredera del imperio de cosméticos de L’Oréal (aunque mantuvo el primer puesto sólo por un día). El principal activo de la fortuna de Scott (quien renunció al apellido de su exmarido) es un paquete de acciones de Amazon que recibió como parte del acuerdo de divorcio.

Tras el aumento en sus cifras de empleo, durante y a causa de la pandemia de coronavirus, alrededor de un millón de personas en todo el mundo trabajan actualmente para Amazon.

Artículo publicado originalmente en Progressive International por Paulina Siegień que es periodista y reportera, y trabaja desde Trójmiasto, Podlasie y Kaliningrado. Escribe sobre Rusia y otros temas que considera importantes, y colabora regularmente con la Nueva Europa del Este. Se graduó en el Centro de Estudios de Europa Oriental de la Universidad de Varsovia y en el Departamento de Filología Rusa de la Universidad de Gdańsk.

Equipo de redacción El Comején.

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