El 14 de febrero tuvieron lugar las elecciones al parlamento de Catalunya con una participación del 53,42%, que podemos considerar aceptable. Los resultados fueron, en orden de número de votos y escaños: PSC 33 diputados, ERC33, Junts 32, Vox 11, CUP 9, En Comú Podem 8, Ciudadanos 6 y PP 3. Desde hace más de una década que el debate político y electoral se encajona y gira entorno a dos bloques, independencia y no independencia, pero podemos comprobar que la sociedad matiza estos bloques, incluso entre el bloque independentista, en el que concurrían cinco grupos que defienden como punto central la independencia pero que entre ellos establecen matices y diferencias, más allá de izquierda o derecha. En general se puede observar que la abstención se ha dado en los dos bloques y que no ha habido mucha transferencia de votos entre los bloques. Seguimos teniendo una política de bloques identitarios bastante impermeable.
Si abordamos la situación solamente en clave de Catalunya, como si fuera una isla, la opción que parecería evidente es una coalición de Gobierno ERC (con la presidencia), Junts y CUP, tendrían mayoría absoluta.
Preocupante la aparición con fuerza de Vox, una extrema derecha racista, antiinmigrantes, antifeminista, homófoba, antilengua catalana y en términos económicos muy de derechas. Es un partido que ha sacado escaño en todas las provincias y ha recogido votos del PP y Ciudadanos y votos del enfado y decepción política agravados con la pandemia.
Significativo el ascenso del PSC que tras muchos años vuelve a ser el partido más votado, pero empata en número de diputados con el primer grupo independentista ERC; pero en estos últimos años el PSC ha perdido transversalidad y reduce su implantación en el bloque de identidad catalana.
Ha sido claro que ha ganado las elecciones el PSC, pero una cosa es ganar las elecciones y otra tener capacidad para formar gobierno. El PSC no tiene opciones para estar en el futuro Gobierno de Catalunya. ERC ha sido el segundo, pero en cambio tiene la capacidad para decidir con quién quiere gobernar.
Si abordamos la situación solamente en clave de Catalunya, como si fuera una isla, la opción que parecería evidente es una coalición de Gobierno ERC (con la presidencia), Junts y CUP, tendrían mayoría absoluta. Esta es la formula actual, Gobierno ERC con Junts, con apoyo en la investidura de CUP. Ahora podría ser que la CUP decidiera formar parte del nuevo Gobierno. El Gobierno actual ha sido de desgobierno. Han estado lo que ha durado la legislatura atacándose mutuamente, poniéndose la zancadilla, y si añadimos a la CUP al futuro posible gobierno, será una olla de grillos que no creo que dure más de año o año y medio. Con esta opción repetiremos elecciones en poco tiempo. No se aguantarán entre ellos. Por otra parte, si ERC gobierna con Junts, no conseguirá independizarse del mundo convergente y ser hegemónicos. Si gobiernan juntos es lo mismo que darles tiempo para que se reorganicen políticamente y bajo nuevas siglas los restos pujolistas y convergentes vuelvan a dominar la escena política.
La otra opción sería Gobierno ERC, PSC y Comuns. ¡No será posible! Las presiones que ejercerán sobre ERC el resto de los partidos independentistas hacen inviable esta opción. ERC será acusada de traidora, movilizarán al electorado para que retroceda y ERC no aguanta bien las presiones, ni las externas ni las internas.
La apuesta del PSC/PSOE por Illa era conseguir votos y escaños suficientes para poder jugar, ¡lo han conseguido! Si ERC apuesta por ello la llave la tienen los socialistas. Con esta opción los Comuns logran que su apuesta por diálogo y búsqueda de soluciones pactadas tome vías.
Otra opción muy arriesgada para ERC es formar gobierno en minoría con los Comuns, sin la CUP, y con el apoyo desde fuera del PSC. Es una operación de riesgo, puede acabar mal, pero si sale mínimamente bien para ERC sería la manera de consolidarse como fuerza política hegemónica frente a los antiguos Convergentes, el sueño que persigue desde hace años ERC.
Con esta opción ERC recibirá los mismos ataques que con la opción anterior, se la tildará de traidora a Catalunya. Para que le salga bien esta apuesta necesita mostrar a la población beneficios, necesita demostrar que es una apuesta buena para el país ante los independentistas. Para ello necesita la ayuda del PSOE, necesita que Pedro Sánchez le conceda réditos políticos. Le podría servir que les concedan el indulto a los presos y necesitaría que acordaran un plan de financiación con más recursos y más inversiones por parte del Estado en Catalunya. Con ello ERC puede mantener un discurso en el que aspira a la independencia, que no renuncia a ella, pero que mientras llega ha conseguido sacar a los presos (no la amnistía) y ha conseguido más dinero y más inversiones. Con ello Sánchez se asegura el apoyo de ERC en el parlamento de Madrid en temas cruciales. Sánchez será vilmente atacado por el PP en Madrid y Vox en todas partes; pero el PSOE podría mostrar en Madrid que ha tenido una estrategia para romper el bloque independentista, en contraposición a la estrategia que muestran PP y Vox que es la de vencer y humillar. La apuesta del PSC/PSOE por Illa era conseguir votos y escaños suficientes para poder jugar, ¡lo han conseguido! Si ERC apuesta por ello la llave la tienen los socialistas. Con esta opción los Comuns logran que su apuesta por diálogo y búsqueda de soluciones pactadas tome vías.
Es el momento en el que ERC tiene que definirse, ¿finalmente corta con el cordón umbilical al que lleva atado tantos años con los Convergentes? ¿O no se atreve a volar solo y vuelve a someterse a ellos? ¿se arriesgará o no?
En mi opinión es el momento de arriesgarse y conformar un gobierno de izquierdas con los Comuns, si les sale bien habrá gobierno de ERC para años y la sociedad podrá a aspirar a tener mejores políticas sociales.