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Sánchez Gordillo: fin de una era

Cuarenta y cuatro años gobernando a Marinaleda, Andalucía, conforme al "Manifiesto Comunista" de 1848.

Juan Manuel Sánchez Gordillo alcalde de Marinaleda.Imagen de "Las Provincias"

Juan Manuel Sánchez Gordillo alcalde de Marinaleda. Imagen de "Las Provincias"

¿Ustedes son anticapitalistas? Con esta pregunta nos recibe Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, el único pueblo del mundo que rige su economía y desarrolla su vida social conforme a las ideas que Marx y Engels describieron en el Manifiesto Comunista de 1848.

Ñerdaaaaaaa, es la expresión que Agustín logra sacar de su repertorio caribeño para responder al alcalde, quien se ha sentado sobre un bordillo y juguetea con un palito en la mano. Sánchez Gordillo nos explica las razones por la que ha sido reelegido alcalde por más de cuarenta años y cómo consiguió llegar al parlamento andaluz con una de las votaciones más grandes obtenidas por la coalición de Izquierda Unida.

Somos un combo de cinco colombianos interesados en lo que está ocurriendo en el pueblo de Marinaleda, provincia de Sevilla. Apretujados en un Seat de modelo indeterminado tomamos rumbo desde Sevilla hacia la región central de Andalucía, un territorio en el que a principios del siglo veinte mandaban los pistoleros y los salteadores de camino. Queríamos cercioramos con nuestros cinco sentidos qué tan cierta era la creciente fama que Marinaleda despertaba entre la izquierda del mundo, y porqué cantautores de renombre como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina o Manu Chao iban hasta allí a cantar gratis y porqué altos funcionarios de los gobiernos de la izquierda latinoamericana volvían sus ojos hacia ese remoto pueblo de España.

Yo pago quince euros de cuota mensual por la vivienda nueva que me entregó el municipio, nos cuenta un hombre de unos cuarenta y cinco años que apura una cerveza en el bar Otro mundo es posible. Vivo con mi esposa, continua mientras pide otra cerveza al camarero. Por nuestro bebé pagamos doce euros mensuales para que lo cuiden mientras nosotros trabajamos, agregó. En marinaleda el wifi es gratuito, nos contó a guisa de conclusión. 

El tipo de sociedades utópicas que crecieron en los Estados Unidos en los albores del siglo diecinueve,  las cuales fueron descritas En America, la última obra de la desaparecida escritora norteamericana Susan Sontag, parecen estar reeditándose en Marinaleda. En ese pequeño pueblo se practica la democracia directa. En vísperas de las elecciones los habitantes se reúnen en asamblea para seleccionar a los candidatos que los van a representar en el Ayuntamiento Municipal. En una ocasión el partido anticapitalista liderado por Sánchez Gordillo se hizo con diez de los once ediles que integran la corporación municipal.

Gloria, se llama una las cuatro mujeres elegidas como ediles por Izquierda Unida. Es una chica carirredonda que sonríe con mucha facilidad. Me hago a su lado para platicar mientras nos dirigimos a la sede del Ayuntamiento. En Marinaleda los ediles no cobramos sueldo por nuestra función pública, me comenta. Cada edil vive de su arte u oficio. Me gusta trabajar al aire libre y me gano la vida como jornalera en el proyecto colectivo de Los Humosos, me cuenta con orgullo. Los Humosos es una hacienda expropiada por el Estado y entregada a los campesinos, quienes la convirtieron en un exitoso complejo agroindustrial gestionado por ellos mismos. 

Antes de abrir la puerta del Ayuntamiento Gloria me dice que en el pueblo no hay policía porque no se necesita. Con esta decisión el municipio se ahorra una cantidad de dinero que se destina a obras sociales tales como escenarios deportivos, residencias para personas de la tercera edad, bibliotecas o parques recreativos. La gente que dirige los destinos de Marinaleda desde hace más de cuatro décadas ha conseguido darle la vuelta a la tortilla.  Sus impuestos no van a parar a manos parasitarias. Cada vecino recibe cincuenta y cuatro veces más del dinero que aporta a las arcas municipales.

En mi hambre mando yo, nos dice Miguel con su desparpajo andaluz, al tiempo que se lleva un trago de Jerez a los labios. A Miguel le gusta hablar. Se ha ofrecido para contarnos sus impresiones sobre las cosas que están sucediendo en Marinaleda y sus alrededores. A diferencia de la mayoría de los habitantes de Marinaleda —obreros o jornaleros del campo—, Miguel es un propietario que explota su tierra y defiende lo que están haciendo la izquierda en la región. Asegura, con una prosa exuberante, que el carácter social de la tierra viene desde la época romana. En los tiempos que corren no se puede permitir que la tierra esté sin producir alimentos para la gente, recalca Miguel, quien ha invertido capital para producir oliva y otros productos en su propiedad.

Son más de las cuatro de la tarde y los fucilazos del sol nos castigan sin piedad. Sudamos como arrieros. Como si estuviéramos un mediodía en la depresión momposina. Caminamos junto a Sánchez Gordillo por los espaciosos jardines que la administración ha construido por fases. Es domingo. El alcalde es un hombre incombustible. No para. Entregado a la causa de su pueblo sin ganar beneficios personales. Su sueldo, por iniciativa de él y sus  camaradas de partido, no supera al de un jornalero.

Un metro verde por habitante es nuestro objetivo y lo estamos consiguiendo, expresa el alcalde señalando los árboles que crecen en lo que antes era tierra yerta. Con la Kufiyya, el pañuelo palestino que lleva alrededor de su cuello, se seca el sudor que corre por su frente. Estamos impulsando las energías renovables, el sol será la fuente principal de energía para nuestras instalaciones deportivas, la residencia de ancianos y los huertos sociales, dice con convicción.

Marinaleda una utopía hacía la paz, es el emblema que rige la vida cotidiana de los habitantes de esta comarca andaluza que ejercita a plenitud los principios de fraternidad y solidaridad. Cada año llegan al municipio veinte niños y niñas procedentes de Palestina y veinte más llegan desde los campamentos de refugiados saharauis. Los pequeños permanecen allí durante dos meses. Cada niño es recibido en el seno de una familia que le brinda pan y techo, pero sobre todo cariño y amor.

Seguimos recorriendo las calles y las plazoletas del pueblo que fueron rebautizadas con nombres como Che Guevara, Antonio Machado, Jornalero o plaza Salvador Allende. Cuando nos dirigíamos hacia el coche para volver a Sevilla, nos encontramos con medio centenar de personas de todas las edades y condiciones que habían viajado desde una población del sur de Portugal para conocer  la experiencia de Marinaleda y ver la forma de replicarla en su municipio. 

Nos hubiera gustado pasar más horas escuchando a Sánchez Gordillo pero debíamos volver a Sevilla para tomar un tren de vuelta a casa.

Tronco de cuento anticapitalista, comentó el viejo Agustín cuando nos alejábamos de Marinaleda. Soltamos la carcajada.

Coda: Juan Manuel Sánchez Gordillo, anunció que no se presentará a las elecciones municipales del 28 de mayo en España. Su salud está deteriorada. Fue alcalde de Marinaleda durante 44 años.

Escritor y analista político. Blog: En el puente: a las seis es la cita.

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